Desde que se dio a conocer el primer caso de COVID-19 en el mundo, diversos personajes de la política han tratado de convertirse en protagonistas de la pandemia y, en ese ínter, cometido desaciertos y errores graves.Algunos han minimizado los efectos de la alerta sanitaria; otros han cuestionado a las autoridades que se encargan de su control y manejo; unos más se han enfocado en pedir que reabran ciertos giros y otro sector ha sugerido leyes que van en contra de las garantías y los derechos de los ciudadanos.Estos son algunos ejemplos de las erratas que la clase política ha cometido en el año de la pandemia.Desde que las noticias respecto a la nueva enfermedad se propagaron por el mundo, el Presidente Andrés Manuel López Obrador consideró que el COVID-19 “no era tan fatal”. Él insistió en continuar sus giras por el país y abrazar a la gente que se agolpaba en ellas. Luego señaló que el país estaba protegido por imágenes religiosas y, pese a superarse el “escenario catastrófico” de muertes, respaldó la estrategia que se sigue por parte de las autoridades sanitarias mexicanas e incluso dijo que los medios que replicaron la cifra de más de 70 mil muertes eran “conservadores”.Desde el inicio de la pandemia, el mandatario estadounidense minimizó sus efectos. En abril, el magnate sugirió “inyectar desinfectante” en pacientes para “limpiar sus pulmones” o suministrarles rayos de luz, por los estudios que indicaban que el virus muere más rápido en ciertas superficies y al ser expuesto a la luz del Sol. A inicios de julio, señaló (sin evidencias) que 99% de los casos de coronavirus eran “totalmente inofensivos”. El presidente y su hijo también compartieron un video en redes sociales con información falsa y, aunque Twitter, Facebook y Youtube lo eliminaron, éste ya había sido visto por millones.En plena pandemia, el diputado suplente pidió al Presidente de la República que decretara “estado de excepción”… pero uno en el que se pudieran exceptuar pagos de renta y servicios durante el confinamiento. Los ciudadanos le recordaron que un Estado de Excepción no tiene matices y que éste se usa únicamente en respuesta a graves amenazas contra la seguridad nacional, y permite suspender o restringir los derechos y garantías individuales.Para contener los contagios, la alcaldesa de Tapalpa decidió decretar “toque de queda” en su municipio y únicamente en casos de invasión, perturbación grave de la paz pública o de cualquiera que ponga a la sociedad en grave peligro. Al final, la alcaldesa se retractó y aclaró que no era un toque de queda, sino obligar al cierre de todos los establecimientos comerciales a partir de las 21:00 horas.Aunque ir al gimnasio y practicar deportes de contacto como el futbol se encuentran entre las actividades con más riesgo de contagio por COVID-19, el legislador de Movimiento Ciudadano (MC) insistió, desde el inicio de la reactivación económica, en que éstos se abrieran, aunque eso sí: con las medidas sanitarias pertinentes. Incluso realizó un “rondín” por algunos de los establecimientos para asegurarse de ello.En un intento por cuestionar la estrategia del Gobierno federal para mitigar los efectos del COVID-19, la senadora lanzó una pregunta en sus redes sociales, escrita en una pancarta: “¿Error o mentira? ¿Cuántas vidas y cuántos contagios se pudieron haber evitado?”. Los usuarios le cuestionaron que su mensaje daba a entender que el Gobierno buscaba evitar vidas, cuando en realidad se refería a muertes.JL