Eran casi las 12:00 de la noche del domingo 23 de diciembre. El “Rey” estaba cenando en su casa cuando le avisaron que su primo se peleaba. Salió para intentar ayudarlo, pero ya no regresó. Los agresores le dieron un disparo en el cráneo y quedó tendido sin vida sobre la calle Plan de San Luis, en la colonia 20 de Noviembre, Tonalá.Durante el 24 y el 25 de diciembre, desde temprana hora su abuela esperó afuera del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses a que le entregaran el cuerpo del joven; tenía 23 años. Su nuera y la esposa del “Rey” se encargaron de su reconocimiento dentro de la morgue y de los trámites para su salida.No hubo Nochebuena. Los frijoles que cenarían en la víspera de Navidad se quedaron en la olla, no había más que comer esa noche; el “Rey” era uno de los invitados, estaría toda la familia reunida: hijos, hermanos, primos, sobrinos y nietos.Y aunque el dinero no alcanzó para tener alguna cena lujosa o poder comprar obsequios para todos, los siete niños de la casa recibirían con mucho esfuerzo un juguete por parte del Niño Dios, sin embargo, tendrán que esperar para después del velorio. “Uno de mis niños me dijo: ‘Abuela, ¿verdad que el Niño Dios no llegó porque está en el cielo ayudando a mi tío?’”, contó la mujer.“Él era un joven muy alegre y muy bromista. Y así como muchas personas dicen: Él de verdad no tenía nada qué hacer ahí. Lo agarraron sin deberla ni temerla. A veces quiero pensar que ya había cumplido su meta en la vida, pero estaba muy joven y tenía mucho por delante, se acababa de juntar con su mujer y ya iban a empezar a planear su familia”.La mujer no guardó el pesar por la espera a que le entregaran el cadáver. “¿Cuál Navidad, cuál festejo? Nos la pasamos esperando a que nos entreguen su cuerpo. Aquí estuvimos ayer (lunes) todo el día y hoy (ayer) otra vez. Esto que nos pasó no se lo deseo a nadie”, agregó.