En 2018, el tapatío Luis Felipe Aceves, egresado de la Universidad de Guadalajara, fue el primer lugar en el Examen Nacional de Residencias Médicas, dejando tras de sí a 40 mil aspirantes que hicieron la prueba ese año.A un año de su hazaña, Luis Felipe describió su experiencia como residente en el Instituto Nacional de Nutrición “Salvador Zubirán”, en la Ciudad de México, como “fructífera”, pero no por eso sencilla. Debido a la carga laboral que implica una residencia, el joven médico ha necesitado recurrir a tratamiento psiquiátrico para sobrellevar las repercusiones de su profesión.El joven estima que dedica a su preparación como médico unas 80 horas a la semana, entre estudio por su cuenta, clases y guardias en el hospital. Eventualmente, el ritmo comenzó a pasar factura en su salud. “La depresión sí empezó a mermar mi rendimiento y ahora con el tratamiento ha mejorado un poco. Me ha permitido regresar a la línea de batalla. Tuve que buscar ayuda porque empezaba a ser tanta la carga emocional y la carga de estrés que sí llegué a pensar en algunas ocasiones a renunciar”.El de Luis Felipe no es un caso aislado. Un estudio titulado “Vivencias y Experiencias de médicos residentes mexicanos durante su primer año de formación académica”, publicado en 2017 en la revista Invedu, de la UNAM, en donde se entrevistó a 13 residentes mexicanos (cinco con sede en Guadalajara), quienes señalaron que las residencias implican, entre otras cosas, el descuido de relaciones personales, falta de sueño y mala alimentación.
