El panorama no es nada halagador. Después de casi un año de batallar con la pandemia y de apenas tener una vacuna, que no es garantía de nada, ya que su efectividad la conoceremos hasta dentro de unos meses, nos enfrentamos a otro problema, la ineficiencia gubernamental para tener una logística o la apatía para enfrentarla. Posiblemente dentro de esa indolencia nos encontremos con las acciones de funcionarios que tomaron decisiones muy cuestionables o irresponsables.Y el escenario no es ajeno en nuestro entorno. En México, desde la detección del virus, se ignoraron las advertencias y no se promovieron las medidas recomendadas. En Estados Unidos, a pesar de los recursos y la gravedad del problema, fue similar la respuesta o la actitud frente a lo que se veía venir. Este país es el más afectado por la pandemia. Con casi 20 millones de afectados y más 340 mil mil muertos hasta la fecha, hubo un muy lento proceso al despliegue de vacunación una vez que se tuvo en las manos. Además, las mentiras gubernamentales que había prometido 100 millones de dosis aplicadas para septiembre y estamos finalizando diciembre con apenas 2.6 millones.El presidente electo Joe Biden, quien ha reclamado por semanas el mínimo esfuerzo que ha hecho la administración Trump, advirtió a principios de esta semana que “si continúa avanzando como hasta ahora (la vacunación) va a llevar años, no meses, vacunar al pueblo estadounidense”.Y es que Estados Unidos, un país que debería ser líder, está retrasado en ese proceso. El promedio de vacunación es de apenas 49 personas por cada 100 mil habitantes, detrás de Israel donde se vacunan a 608 y de Baréin (263) o Inglaterra (60), muy a pesar de que ya se han distribuido casi 13 millones de dosis de las casi 20 millones que se tienen. En México, estamos aún peor. A la displicencia a la promoción a las medidas personales, apenas se cuenta con una cantidad ínfima de vacunas para una población de más de 120 millones de habitantes.De las pocas que han llegado, el pasado fin de semana se inocularon a 3,900 personas del sector salud. Y de las que se han distribuido en territorio nacional, no han llegado a todos los estados. O sea, el panorama no es grave, sino gravísimo.A lo anterior, debemos de agregar lo que solamente en México sucede. Además de la ridícula ceremonia en el aeropuerto capitalino para recibir una mínima dotación de vacunas, que se aprovechó con motivos políticos con comité de recepción y fotografía de testimonio, apenas se distribuyeron las primeras de las escasa dosis, y ya se habla de abusos. En el estado de México al director del Centro Medico López Mateos se le acusa de aplicar la vacuna a sus familiares antes que los médicos y enfermeras del nosocomio. El Presidente se comprometió a investigar el asunto para dejar claro cuales son las prioridades, mientras que en la ciudad de México su jefe de gobierno, Claudia Sheinbaum dijo que se aplicarán sanciones administrativas o penales para los funcionarios que no respeten el proceso y abusen del influyentismo.Para el año que estamos a punto de iniciar solo podemos tener un deseo, que los responsables de cada gobierno cumplan con su responsabilidad para proteger y no jugar con la vida de los ciudadanos. ¿Usted, qué opina?