Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como “El Bronco”, pasó a la historia al convertirse en 2015 en el primer candidato que por la vía independiente conquistó una gubernatura, la del poderoso Estado de Nuevo León.Con un pasado de más de 30 años de militar en el PRI, este nuevoleonés fue el primero en aprovechar la figura de las candidaturas independientes, por la que por años se luchó desde la sociedad civil para romper con el monopolio que siempre tuvieron los partidos políticos para acceder al poder.Rodríguez Calderón, sin embargo, estuvo lejos de cumplir la expectativa y honrar este avance democrático. Para muchos, más bien la desprestigió. Desde que llegó al Palacio de Gobierno en octubre de 2105, “El Bronco” puso la mira en la Presidencia de la República, que lo distrajo de su tarea de gobernar. Por eso ayer circuló el chiste de que los únicos contentos con que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación haya ordenado la madrugada de ayer incluirlo en la boleta presidencial, eran los empresarios regios, quienes impulsaron su candidatura al Gobierno estatal y ahora no lo quieren de regreso por considerar un desastre los poco más de dos años que estuvo en el cargo.Los que tampoco avalaron el actuar de “El Bronco” fueron los consejeros del INE, que no le permitieron el registro como candidato independiente al descubrir miles de firmas simuladas, financiamiento sospechoso y la utilización de recursos humanos en horas hábiles del Gobierno de Nuevo León, para recabar las firmas.Quienes sí le mostraron una simpatía especial fueron los magistrados del TEPJF, Felipe Fuente, José Luis Vargas, Indalfer Infante y Mónica Soto. Con estos cuatro de siete votos, el Tribunal consideró que el INE violó el debido proceso de “El Bronco” al negarle el derecho de audiencia, ignorando el resto de los delitos.El actuar de estos magistrados despertó de inmediato el sospechosísimo de la presiones que pudieron haber tenido del gobierno federal para dejar pasar, pese a las trampas, la candidatura de El Bronco, para buscar pulverizar el voto en beneficio del candidato oficial.La inclusión forzada de este candidato a la carrera presidencial aunque desafortunada, no es lo más grave de esta vergonzosa decisión del TEPJF, que puede ser nulificada por votantes inteligentes. Lo que nos debe preocupar es el daño a la credibilidad en el proceso electoral que apenas está en el periodo de campañas. Por un lado, el Tribunal Electoral vuelve a contradecir una decisión del INE, que desde luego lo debilita y le resta autoridad, y por otro, la incertidumbre que genera en el TEPJF, que será el órgano que tendrá la última palabra en la calificación de la elección. El Tribunal Electoral “embroncado” es una mala noticia para todos.jbarrera4r@gmail.com
