Miércoles, 24 de Abril 2024

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"Piedras vivas"

Por: Carlos Enrigue

"Piedras vivas"

En alguna parte leí que la razón de que en muchas catedrales, como la de Guadalajara, la plaza se encontrara por un lado en lugar de en el frente, fue que en el Concilio de Trento (1545-1563) se determinó que así deberían construirse éstas, y lo que me gustó fue la razón para hacerlo así y ésta era que en la plaza está la gente y las personas son las piedras vivas de la Iglesia: no sé si esto sería cierto, pero a mi me gustó y me hizo considerar que lo que constituye la esencia de las ciudades son sus habitantes, esas personas que con sus acciones dan sabor y memoria a las cosas.

Así que recordé a una persona singular que dio carácter a nuestra ciudad, se llamó Federico Ochoa, pero en su aparición pública fue conocido como Firulais y su permanente vestimenta de payaso; pero tras el ajuar encontrábamos a un personaje único, por su pasado y su vida.

Tengo entendido que su familia era familia de posibles, de linaje en la zona  de Tecatitlán y con muchos parientes que aún gozan de preeminencia social y económica en nuestra ciudad; de manera que podemos afirmar que nació en pañales de seda. Realizó estudios en Inglaterra y hablaba un inglés de gran calidad, lo que no era nada común en aquel tiempo y con las relaciones que tenía hubiera sido muy fácil conseguir trabajos ejecutivos, pero no, su vocación era exactamente ser payaso.

Trataba de hacer magia pero era bastante torpe, cualquier niño veía el truco. aunque él solía decir que su primera magia había sido desaparecer tres herencias y era cierto, muchos tapatíos gozaron las parrandas que en Europa y otros sitios a costa de don Federico, se mencionaba que había cerrado  una plaza de toros, se dice que la de Madrid, para una corrida privada; otros más contaban que había tomado la alternativa allá, el hecho es que dilapidó fortunas, lo cual era escándalo para la entonces provinciana sociedad tapatía, escándalo y risas disimuladas.

Era aficionado a fumar el zacate sagrado y alguna vez nos contó que estando en la ciudad de Nueva York y habiéndole quemado las patas al diablo se le aparecieron el espíritu de Firus y Lais, que eran dos payasos de allá y que penetrado de esos seres nació Firulais, aunque otras veces contaba otras historias del nombre.

Volvió a nuestra ciudad, que es un imán para todos los tapatíos que tienen que vivir lejos de ella y ya viejo, decidió establecer su cuartel en la esquina de Morelos y 16 de septiembre, en el portal, justo frente a palacio, la plaza de por medio y contra esquina de la catedral y ahí, en su silla de ruedas, con su ajuar permanente, dispuesto a charlar con sus muchos amigos y al final algunos benefactores que le proporcionaban medios de vida a ese personaje tan singular.

Han pasado algunos años y sin embargo cada que paso por ahí lo busco como parte viva de nuestra ciudad.

@enrigue_zuloaga

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