Miércoles, 24 de Abril 2024

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Ningún ser humano es ilegal

Por: Luis Ernesto Salomón

Ningún ser humano es ilegal

Ningún ser humano es ilegal

Decenas de miles de personas habrían cruzado la frontera con Guatemala en el último mes y más de 117 mil fueron detenidas en el mismo periodo en la frontera Norte por las autoridades de Estados Unidos.

Hay una cifra negra de personas migrantes en México integrada por miles y miles de personas que merecen que sus derechos sean respetados. Muchos de ellos son víctimas de la acción de las balas criminales y sólo una pequeña parte cuenta con documentos o mecanismos de protección.

La migración se ha convertido en el tema central de la coyuntura en las relaciones entre México y Estados Unidos. El desafío de ordenar el flujo migratorio para la administración Biden es enorme y en ese contexto designó a la vicepresidenta Harris como encargada del tema, mientras recién supimos de la renuncia de ex embajadora Robertson como responsable de los temas de la frontera Sur de la nueva administración, una baja sensible por la experiencia, conocimiento y enfoque de la diplomática.

Es necesario que México se plantee contar con una política migratoria abierta, congruente y respetuosa de la dignidad de las personas, sobre todo, de aquellas a las que muchos califican injustamente de ilegales. Una política abierta a la migración es la mejor respuesta para ordenar el fenómeno social si se hace con criterios eficientes y con la visión de respetar el derecho de las personas a vivir con dignidad.

Las acciones represivas conducen a crecer costos y favorecer la creciente influencia y control que tienen los grupos de la delincuencia en el tráfico de personas. Una buena parte de esas 117 mil personas que fue detenida por las autoridades migratorias estadounidenses en el mes de marzo probablemente pagó decenas de miles de dólares a algún traficante para que les ayudara a cruzar la línea. Miles más probablemente fueron víctimas de abusos y fueron estafadas.

Por otra parte, las autoridades estadounidenses están regresando a México a los detenidos mayores de edad y mantienen en refugios a los menores que cruzan sin ser acompañados, creando una presión para la política migratoria de Joe Biden. La situación de esos migrantes devueltos a México es precaria e injusta al impedírseles iniciar un proceso para solicitar asilo. Mientras crece el número de niños que llegan solos tanto a Estados Unidos como a México convirtiéndose en símbolo de una crisis humanitaria que amenaza con crecer en los próximos meses.

México es una nación de migrantes. Más de 20 millones de mexicanos viven en el exterior y más de un millón y medio de extranjeros viven oficialmente aquí. Hasta antes de la pandemia más de un millón de personas cruzan nuestras fronteras cada día y aunque el flujo se ha reducido hay una base social y económica que sostendrá un crecimiento en la movilidad.

Con estos hechos es claro pensar que nuestro país requiere de una política migratoria clara con visión de largo plazo que permita la expansión libre del movimiento ordenado de las personas. Sin embrago las acciones en materia de migración tienen un desarrollo inercia desde hace décadas y están construidas para contener y limitar los flujos migratorios. Esto ha sido más evidente a partir del crecimiento de los flujos.

Ordenar el ingreso legal de personas a México con medidas simples como dotarlos de una identidad expedida por la autoridad migratoria de forma ágil y expedita y contar con mecanismos de atención que permitan su integración a las comunidades es una tarea impostergable. Esto mientras se atienden las causas reales que provocan los flujos migratorios que están relacionados con la pobreza, la violencia y los desplazamientos forzados que se viven en Honduras, El Salvador, Guatemala y el Sur de nuestro país.

Condenar a las personas a mantener el estigma de la ilegalidad por la simple necesidad ilegible de emigrar es un acto de profunda injusticia. Habrá que partir de que lo que nosotros exigimos en el Norte debemos comenzar por aplicarlo en el Sur. De otra forma nos alejamos de los principios de esa política migratoria humanista, la que coloca a la persona en centro de la atención, que tanto hemos invocado.

luisernestosalomon@gmail.com

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