Sé que una columna más en la que se hable de él y se sume a la ya larga lista de espacios de televisión, radio, prensa, sitios web y redes sociales que se han ocupado con su “hazaña” de cerrar el puente atirantado Matute Remus es vitamina pura para el mentado “Fofo”, y también un incentivo para que se le ocurra otra tontería que le dé “seguidores” y “likes” y adquiera así sentido su existencia.Creo, sin embargo, que vale la pena el riesgo por la pertinencia de debatir públicamente sobre estos nuevos contenidos que inundan el mundo virtual del ciberespacio a través de los llamados “tiktokeros” o “influencers” en Facebook, Twitter, Instagram, YouTube más las nuevas redes y plataformas que nazcan en esta era de las nuevas tecnologías de la información.La clave del mensaje del “Fofo” no vino en su desplante, ni en el eslogan principal del video que se viralizó y que exhibió por enésima ocasión el grave déficit de policías viales que tenemos en la ciudad, cuando alardeaba desde su elemental razonamiento y desconocimiento político que bloqueaba la circulación con sus amigos juniors a bordo de autos deportivos de lujo “para demostrar lo que puede hacer el poder y el dinero”.El punto central para entender la narrativa “influencer” no vino ni siquiera en el video posterior que difundió en el que hacen un intento de parodia para mofarse del regaño y las amenazas que les envió el alcalde de Guadalajara, Pablo Lemus, de llamarlos a cuentas, sino en el mensaje en el que le pide disculpas a él y a la ciudad.El presunto junior regio le sugiere al presidente municipal que le pida a sus hijos que le expliquen cómo funcionan las redes sociales y lo que son “sus contenidos”, de los que por cierto, se jacta constantemente en sus redes de generar los mejores.Ahí está la pista para empezar a comprender la lógica y alcance de estos nuevos medios, para que mientras el “Fofo” venga a barrer el puente atirantado que bloqueó y su ejemplo no cunda por quedar en la impunidad, para empezar a desactivar y contrarrestar, con esos mismos códigos y lenguajes, estos artificiales y contratados mensajes de lo que se busca colocar como lo “aspiracional” de las nuevas generaciones.El reto es entender, sin caer en condenas ni magnificar la influencia de los “influencers”, sus “contenidos” para poder combatir esta inercia de idolatrar la idiotez, la prepotencia y la frivolidad que es carne de cañón pura para el cada vez más incontrolable crimen organizado. Esa amenaza hace urgente desmontar el discurso de la imbecilidad que propala el “Fofo” y los “tiktokeros” de su especie.jbarrera4r@gmail.com
