Viernes, 19 de Abril 2024

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Memo y Juan

Por: Eugenio Ruiz Orozco

Memo y Juan

Memo y Juan

“¡Hola mi querido Memo! Hace algunas semanas que no nos vemos y hay mucho que comentar.” Saluda Juan, mientras se aproximan al mostrador del café Perdiendo el Tiempo.

“En efecto.” Contesta Memo y agrega: “Fíjate que tuve que salir, pero ya andamos por aquí. ¿Qué ha sido de tu vida? ¿Qué cuentas?” Pregunta mientras se acomodan en una mesita en un rincón del café para platicar a gusto.

Juan comparte: “La salud y la familia, bien; los centavitos, con trabajos, pero llegan y, dentro de las buenas noticias, tenemos que las campañas para convencernos de que todos los candidatos son ‘buenos’, ‘honestos’ y ‘simpáticos’, están a punto de concluir… ¡Qué alivio!”

Memo responde: “Oye, pero la verdad, parece que lo que menos importa son la decencia y la urbanidad política. ¡Parece el juego de las sillitas! El impresentable de Salgado Macedonio, con la complicidad del Presidente, cambia su candidatura por la de su hija… ¡No tienen madre! Las planillas locales se rehacen, incorporando a familiares y antiguos correligionarios: se mezcla el agua, el alcohol, el azufre y el dinero...”

Juan, rascándose la cabeza, apunta: “Así están las cosas… ¿Qué se le va a hacer?”

Memo señala: “Imagínate qué puede suceder cuando están rotos los límites… López Obrador está empeñado en hacer campaña por su partido y en descalificar a las autoridades electorales, presionándolas para que actúen en contra de quienes considera sus enemigos políticos.”

Juan agrega: “Y las fortunas de dinero público que se están gastando, súmale, además, el asunto de la violencia, esto va para mal. Por cierto, ¿ya viste que viene la Kamala Harris dos días después de las elecciones?”

“Y ¿quién es esa Kamala?” Pregunta Memo, sonriéndose.

“¡No te hagas!” Exclama Juan “¡La vicepresidenta de Estados Unidos!”

Memo, irónicamente, comenta: “¿Qué insinúas? ¿Que los gringos están atentos a lo que sucede en México?”

Juan, mirándolo fijamente, dispara: “¡Ah, qué Memo! Toda la vida nuestros vecinos han metido hasta el codo en nuestro país; algunas malas lenguas dicen que somos como infantes a los que hay que cuidar, porque solos, nos hacemos sin pañales.”

Memo, poniendo la cara seria, riposta a Juan: “¡Te pasaste! ¡Ni que fuéramos tontos e ignorantes! ¡Somos orgullosamente mexicanos!”

Como la plática va subiendo de tono, convienen en cambiar de tema. Juan, echando un trago al café y, como no queriendo, pregunta a Memo: “Y tú, ¿por quién vas a votar?”

Memo, acariciándose la barbilla, mira fijamente a Juan y dice: “¿No que el voto es secreto?”

“¡Ja, ja! Mira Memo, claro que el voto es secreto y, con la cantidad de aspirantes al sacrificio, uno ya ni sabe. Pero sí te digo algo: no podemos dejar que decidan por nosotros y debemos limitar el poder de aquellos que sueñan con quedarse en la silla.

‘Sufragio efectivo y no reelección’ fue el lema de la Revolución. Un millón de muertos, destrucción y odio. No hay que voltear al pasado. El futuro es para adelante. ¡Ahí te la dejo! ¡Nos vemos después del seis!”.

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