Nunca será suficiente lo que se enfatice: en la Zona Conurbada de Guadalajara es indispensable multiplicar la cantidad de árboles. Ejemplares adecuados, sanos, de buena talla y apropiado follaje para cumplir sus funciones. Ejemplares que tengan algo que es muy importante: buenas perspectivas de viabilidad. Y esto implica la activa participación comunitaria.Bien se sabe que los árboles son organismos vivos de altísimo beneficio para las ciudades. Purifican el aire, combaten la contaminación, bajan las temperaturas estivales con lo que contribuyen a un importante ahorro energético, colaboran decisivamente a la inyección de precipitaciones pluviales en los mantos freáticos, frenan la erosión y protegen de las partículas suspendidas, proveen a los contextos urbanos con una positiva fisonomía que los vuelve más habitables.Los muy meritorios esfuerzos de la asociación civil EXTRA han venido, desde hace años, abonando en una eficaz y muy numerosa plantación de árboles. Recientes anuncios han adelantado un ambicioso programa, de hasta un millón de árboles, para el futuro cercano. Es de justicia reconocer y apoyar el trabajo de esta asociación, que involucra, con su mismo accionar, el fomento de la conciencia ambiental entre la población, y particularmente la de los niños. Es también de justicia mencionar las labores en estos campos desarrolladas por la pasada administración municipal, que todos esperamos tengan continuidad, para cuidar el arbolado público y aumentar su acervo de manera racional. También resultan destacables los trabajos para renovar o crear nuevas vegetaciones con eficaces paletas botánicas en camellones y espacios públicos diversos.En el centro de todos los esfuerzos por lograr una ciudad más y mejor forestada se sitúa, entonces, el concepto de habitabilidad. El conjunto de factores que propicien un adecuado medio ambiente para el desarrollo de las actividades cotidianas. Esto se vuelve particularmente significativo en una ciudad como Guadalajara, sujeta a graves presiones ambientales. Es preciso abatir los elevados índices de contaminación atmosférica, contrarrestar los efectos del desorbitado aumento de las emisiones de carbono del cada día más numeroso parque vehicular, mitigar los efectos de otras emisiones como las industriales.El árbol es una óptima herramienta. Es un ser vivo cercano, comprensible, apropiable. Su plantación, con las condiciones adecuadas, es relativamente sencilla. Y su mera presencia, su generoso desarrollo lo convierten en un instrumento invaluable para la general habitabilidad urbana. En cada ciudadano, cada niño, debe ser fomentada e instalada permanentemente esta conciencia.jpalomar@informador.com.mx