Viernes, 29 de Marzo 2024
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Las opiniones tienen fecha de caducidad

Por: Sergio Oliveira

Las opiniones tienen fecha de caducidad

Las opiniones tienen fecha de caducidad

Mi padre, en su sabiduría que para el niño de 8 años que era yo cuando él falleció parecía infinita, solía decir: “Solo un loco no cambia nunca de idea”. Confieso que lo escuchaba sin entender mucho su verdadero significado, pero hoy cuando yo, ya cerca de mi sexta década de vida y habiendo estado en este planeta casi 20 años más que él, la encuentro cada vez más lógica y actual. Y ruego a ustedes, que me leen, que cuando lo hagan recuerden que lo dicho hoy puede ya no ser válido mañana. Me explico.

El mundo de los automóviles, como la vida misma, obviamente, es muy cambiante. Y cambia tan rápido que incluso para los que nos dedicamos a observarlo, estudiarlo y vivirlo de cerca todos los días, las innovaciones y cambios pueden rebasarnos como un Chiron a un Matiz.

Por supuesto que hablo de las nuevas tecnologías que con frecuencia transforman en obsoletas las que antes se usaban. Pero hablo también de los imparables movimientos del mercado, los cambios en la preferencia del consumidor, en la forma en que vivimos y en la manera como reacciones a necesidades antes inexistentes, como internet, las pantallas de los autos, la tecnología de seguridad, los taxis de plataforma y una amplia gama de novedades.

Esos cambios hacen hasta que lo que antes era bueno ahora ya no lo sea, lo que no existía ahora sea objeto del deseo y genera un futuro a corto plazo más impredecible que nunca.
Un ejemplo es dónde poner los mejores neumáticos.

Llantas y durabilidad

Los abuelos decían que si fuéramos a cambiar sólo dos, estos iban adelante. Los estudios de comportamiento dinámico de los autos mostraron que era justo al revés, que el eje sobre el cual el piloto no tiene control debe ser el que tenga el mejor agarre posible. Todos parecen entender ese detalle del eje cuando hablamos de una suspensión de eje rígido vs una independiente, pero les cuesta más trabajo aceptar que dos llantas nuevas deben ir atrás.

En otros ejemplos, en 2009 Toyota vivía uno de los mejores momentos. Se convirtió en el mayor fabricante de autos del mundo, un objetivo claro mas no declarado. Para lograrlo aceleró la apertura de nuevas fábricas, contrató a ingenieros con poca experiencia y aumentó dramáticamente su producción. Pero tuvo que pagar el precio de la imperfección que genera la prisa con un problema en el acelerador de varios de sus autos, que se atascaba y representaba un peligro para sus conductores. Tuvo que llamar a revisión a nada menos que 11 millones de vehículos.

Con Honda pasa lo mismo hoy y por un motivo similar: crecer velozmente. En el caso no para ser número uno del mundo, pero sí para disminuir el riesgo de ser comprada por una empresa mayor y perder su independencia. Crecer implica ser más competitivos. También Honda está pagando el precio de la velocidad de crecimiento con problemas en su motor turbo 1.5, por ejemplo.

Hace 10 años, Toyota y Honda eran dos de las más recomendables marcas por su fiabilidad. Luego ya no. Ahora Toyota ya lo es otra vez como probablemente también lo volverá a ser Honda.

Tesla, que se volvió objeto de deseo de muchos, principalmente los que juran que el auto eléctrico contamina menos que uno de gasolina -opinión que, en este momento al menos, no comparto- no existía en el 2002. Fabricantes de súper autos como Koenniggsegg o Zonda, tampoco.

Cuando Kia puso en el mercado la actual Sportage, me parecía el mejor producto en su segmento, hasta que prácticamente todas sus rivales se renovaron y la superaron. El Aveo pasó de ser el peor auto en México a una muy interesante opción en su categoría. Marcas que tuvieron muchos problemas en el pasado reciente, como Peugeot, hoy son admiradas por sus productos de buen diseño, manejo y tecnología. Marcas Chinas como Jac fabrican en México y se transformaron en una gran opción. Otras que están haciendo bien las cosas, como Suzuki y Mazda, tal vez mañana ya no lo hagan de la misma manera.

Así es de cambiante esta industria. Por esto les pido el favor de que, cuando les diga que éste producto me parece el mejor -o el peor- de su clase, apunten la opinión, pero no olviden de apuntar también la fecha.

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