Más allá de los buenos deseos del titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, en el sentido de que los adversarios del gobierno de la autollamada cuarta transformación no verán un conflicto entre Estados Unidos y México por el tema de la reforma eléctrica, habrá que ver los efectos que vengan luego de la reciente visita de Jennifer Granholm, la secretaria de Energía del gobierno de Joe Biden, cuando se retome la discusión en la Cámara de Diputados.De entrada, su llegada a México para entrevistarse con el Presidente Andrés Manuel López Obrador y con su homóloga Rocío Nahle y otros miembros de su gabinete relacionados con ese sector, se dio justo después que legisladores estadounidenses pidieron a la Casa Blanca endurecer su postura y manifestar su inconformidad con los términos de la reforma que impulsa la 4T.Una primera respuesta a ese reclamo lo hizo justo la funcionaria desde suelo mexicano cuando expresó en un comunicado que había “preocupaciones reales” de la administración Biden-Harris por el impacto negativo que podría traer a la inversión privada de empresarios de su país por las reformas en materia energética propuestas en México.En la misiva también planteaba que limitar la participación de esas empresas afectaba la generación de energías renovables, con el argumento de que los contratos fueron producto de esquemas de corrupción en el sexenio anterior obstaculizaba también los acuerdos de México y Estados Unidos para apostar por energías limpias y más sustentables.Hubo incluso el reclamo de que las acusaciones de corrupción no se reflejan en denuncias formales ante las propias autoridades mexicanas. A este reclamo pareció responder al día siguiente el propio López Obrador desde su rueda de prensa mañanera en la que aseguró que uno de los acuerdos con Granholm había sido que se analizaría caso por caso cada uno de esos contratos con inversionistas estadounidenses. Y aunque dijo que la reunión con la secretaria de Energía de EU había sido “muy cordial” no dejó de criticar a las empresas que pidieron al presidente Biden interceder por ellas. “Les debería dar vergüenza. Son unos reverendos ladrones” dijo.Terminada la gira, vino además la respuesta del gobierno americano a los congresistas demócratas en la que se les garantizó que la administración Biden no permitiría medidas que violen el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).Habrá que ver, pues, qué otras respuestas vienen del gobierno lopezobradorista ante el endurecimiento de la postura del gobierno estadounidense en torno a la reforma eléctrica y si los opositores aprovechan esta circunstancia para frenar como la han manifestado en lo que va del parlamento abierto que organiza el Poder Legislativo sobre el tema.