Jueves, 25 de Abril 2024

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La deslumbrante experiencia de la hermosura

Por: Martín Casillas de Alba

La deslumbrante experiencia de la hermosura

La deslumbrante experiencia de la hermosura

Para Virginia Aspe Armella.

Hay poetas como Góngora o Sor Juana Inés de la Cruz que en la primera, segunda o tercera instancia seguimos sin entender. Son poetas barrocos del Siglo XVII que hablan y describen las cosas de otra manera, tal como lo hizo Sor Juana en “Primero sueño, que así intituló y compuso la madre Juan Inés de la Cruz, imitando a Góngora” que por fin pude disfrutar después de atender las explicaciones de Antonio Alatorre (nacido en 1922 en Autlán de Navarro, Jalisco) como se publicaron en Soledades. Primero Sueño por el FCE en la colección Tezontle o en la Biblioteca Universitaria de Bolsillo.

Alatorre lo explica por partes y, entre otras cosas, nos dice que Sor Juana expresa en este poema “su deseo más íntimo y profundo de conocerlo todo, leerlo todo, sin límite alguno, sin fronteras, sin estorbos... este es ‘el poema de su vida’ (como ella misma decía) a pesar de que sabemos que en cualquier época, no sólo en el Barroco, la humanidad se topa una y otra vez con el desengaño de no poder conocerlo todo... y esto no paraliza a los poetas sino que, al contrario, se ponen a escribir: Góngora sus Soledades y Sor Juana Primero sueño, dos poemas que desbordan alegría y entusiasmo.”

El periplo de Primero sueño va desde la noche, cuando toda la Naturaleza duerme junto con y ella que nos cuenta su sueño hasta que sale el Sol, amanece y se despierta.

Sor Juana describe todo lo que la rodea: el silencio de la noche, la voces “de las nocturnas aves, tan obscuras, tan graves”, y se imagina que sube a una gran altura para conocer todo lo que hay debajo y lo conecta con Faetonte, el hijo del Sol, cuando convence a su padre para que le deje conducir el carro de fuego y, cuando está en las alturas, le da pavor y cae para convertirse en polvo y humo. 

Entonces amanece y Sor Juana despierta.

Soledades es el poema de Góngora explicado por Antonio Carreira (que espero hablar de él en otra ocasión) y Primero sueño es el de Sor Juana en donde Antonio Alatorre nos advierte que “son dos poemas difíciles, eso sí. Lo eran ya en el momento de su publicación (1692) y, naturalmente, lo son más ahora. A nuestros tiempos les ha tocado asistir a su resurrección... La respuesta es sencilla: el lector que vence las dificultades (como nos puede pasar si leemos primero las explicaciones del jalisciense), recibe la más alta recompensa posible: la deslumbrante experiencia de la hermosura.”

Así empieza el poema de Sor Juana:
Piramidal, funesta, de la tierra
nacida sombra, al cielo encaminaba
de vanos obeliscos punta altiva,
escalar pretendiendo las estrellas.

Y Alatorre nos explica: “Pinta el triunfo de la Noche sobre el Día. La Noche impera, sí, pero sólo aquí en nuestra atmósfera sublunar y lo primero que hace la noche al ocupar su trono es imponer la ley del silencio...” Sí, es de noche que se proyecta en forma de pirámide la sombra del hemisferio porque el Sol está al otro lado, y es funesta, porque asociamos la oscuridad de la noche con algo nefasto.

Sor Juana describe con una minuciosa y delicada atención los detalles y en eso consiste la gracia del poema, tal como lo podemos apreciar en esta viñeta de un venadito (como ella) que duerme, atento a cualquier ruido:
Con vigilante oído,
del sosegado ambiente
al menor perceptible movimiento
que los átomos muda,
la oreja alterna aguda
y el leve rumor siente
que aun le altera dormido.

Sor Juana deseaba conocer todo como lo sueña y como nosotros lo conocemos cuando leemos lo que escribió con esa pluma afilada con la que traza en detalle lo que describe mientras todo duerme en silencio hasta que, al final, nos despertemos como ella, con el buen sabor que nos deja ese canto a la vida.

(malba99@yahoo.com)

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