Jueves, 28 de Marzo 2024

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Jugando al Dios de las marcas

Por: Sergio Oliveira

Jugando al Dios de las marcas

Jugando al Dios de las marcas

Durante el salón de Detroit, el Jefe Ejecutivo de Fiat Chrysler Automóviles, (FCA) Sergio Marchionne, suele dar una conferencia para los medios de comunicación en la que esencialmente contesta preguntas. Yo tenía lista la mía y pasé la mitad de la conferencia con la mano levantada. A mi lado, un señor que entregaba el micrófono a los que tenían interés en hacer preguntas, por dos o tres veces apuntó hacia mí avisando a la señora quien, parada frente a la audiencia y al lado de Marchionne, daba la luz verde para recibir esas preguntas. Ella, sin embargo, nunca me dio permiso de hacer la pregunta que quería hacer: “¿Qué va a pasar con la marca Chrysler? ¿Cuáles son los planes para ella?”. Parece que era algo que no querían ni siquiera escuchar (¿Habrán adivinado que iba yo a preguntar eso?). Hace algunos días los rumores de que Chrysler desaparecía, al menos de mercados distintos a Norteamérica, se esparcieron en los medios y redes sociales y aunque fueron desmentidos por Marchionne en el plan a cinco años anunciado para FCA, la estrategia para la marca Chrysler parece ser todo menos clara. ¿Serán las marcas cuyo nombre forman lo que es FCA, justo las menos bendecidas por el jefe?

Aparentemente a Marchionne le gusta tanto crear como desaparecer marcas de autos, como si fuera un Dios creador y destructor a la vez. Bajo su liderazgo Ram se hizo independiente de Dodge y en el proceso perdió su más importante símbolo, la parrilla de cruz que la hacía única y fácilmente reconocida. Pero al quitar de Dodge su producto mejor vendido, dejó a ésta en el abandono, condenada a ofrecer un muy viejo crossover, la Journey, una vieja miniván, la Grand Caravan, dos viejos autos, el sedán Charger y el aún atractivo Challenger y nada más. Bueno, en México dos Fiat se venden bajo la marca como Neon y Vision, sin gran éxito. Le gusta tanto crear marcas que intentó transformar la división deportiva SRT en una de ellas, lo que resultó en un fracaso absoluto, lo que se antojaba obvio.

¿Y el producto?

La otra marca consentida de Marchionne es Jeep. Es comprensible que así sea. En un momento en que el apetito del mundo parece insaciable por camionetas, una marca especialista en ellas tiene todo a su favor. Jeep crece como la espuma y hay muchos proyectos para ella en el futuro.

Alfa Romeo también vive un momento de crecimiento, aunque la renovación de sus dos autos de volumen, MiTo y Giulieta, se antoja lejana para 2022. Maserati también recibe atención de Marchionne y tendrá otra SUV en su camino.

Fiat y Chrysler, por otro lado, parecen abandonadas. La italiana con su vocación de fabricante de autos compactos y populares aún tiene lugar en las ciudades y en los países en desarrollo, pero poco se hace para mantenerla a flote, principalmente en Italia. En Brasil eventualmente vemos una que otra novedad, como la exitosa pickup Toro y los no tan exitosos Argo y Cronos.

Para Chrysler el panorama es muy triste, con un sedán como el 300 por cumplir 20 años en el mercado y con ventas naturalmente a la baja y una exitosa miniván, la Pacifica, que por más aplaudida que sea, se encuentra en un segmento estancado.

Lancia, reconocida por grandes victorias en rally y por autos históricos como el Stratos, queda hoy reducida a una versión de 500 llamada Ypsilon.

¿Cuánto cuesta en el mercado una marca como Chrysler, como Fiat, incluso como Lancia? Tan poco como para dejarlas morir, no creo. Una vez el brasileño Carlos Ghosn dijo: “No hay crisis que no se resuelva con un buen producto”. Y aunque las empresas que están bajo su mando hoy no tengan productos tan buenos así, él tiene razón y lo demostró al sacar a Nissan del hoyo en 1999 y ponerla en la cima en menos de tres años. A Fiat, Chrysler y Lancia solo le faltan productos. Con buenos crossovers y una línea inteligente de subcompactos, pueden volver a sus días de gloria. ¿No hay dinero para tal? Seguramente hay, pero lo mandan a lo que parecen otras prioridades, como Jeep o Ram.

Es curioso pero las empresas pueden parecerse mucho a un viejo amor que nos dejó y solo le damos el valor cuando ya se fueron. Fiat, Chrysler y Lancia, en mi opinión, no merecen morir, pero mi “tocayo” no parece estar de acuerdo conmigo.

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