Cinco altos funcionarios del gabinete de Jalisco y dos legisladoras viajarán a la cumbre climática de Naciones Unidas, la COP 27, en Sharm El-Sheikh, Egipto, a realizarse del 6 al 18 de noviembre. Nuestra delegación estatal, anunciada por Enrique Alfaro, creció de cuatro a siete funcionarios con respecto a la edición pasada -el gobernador lamentó su ausencia debido a su informe. Hay tres perfiles nuevos en este viaje a Egipto: la senadora Verónica Delgadillo y la diputada federal Mirza Flores “asignada en la comitiva legislativa” de la Cámara. También Sergio Graf, quien había acudido como titular de la Semadet, pero ahora asiste con un cargo inexistente en las dos ediciones pasadas: coordinador Internacional en Materia Ambiental. Los otros funcionarios son Jorge García Ochoa, nuevo titular de la Semadet; René Caro, coordinador de Gestión del Territorio, y Patricia Martínez, del Instituto Metropolitano de Planeación (Imeplan). ¿Cuál es el objetivo de la comitiva? “Presentar al mundo los avances del Estado en materia de medio ambiente y cambio climático”, según la comunicación oficial. ¿Y qué avances llevará Jalisco al “mundo”? La nueva ruta eléctrica del transporte público, una “acción de mitigación” que consiste en 38 autobuses eléctricos (en un universo de más de cinco mil que circulan en la metrópoli); el Peribús y la renovación de unidades del transporte público que, con lo presupuestado el próximo año, nos habrá costado más de dos mil millones de pesos en subsidios pagados del bolsillo del gobernador (con el dinero de las personas). También presumirán el programa Nidos de Lluvia, lanzado el año pasado, instalado en cuatro mil 550 domicilios y premiado por C40 Bloomberg Philanthropies (una generosa organización que generosamente premia todo lo que hace del Gobierno de Jalisco). Un premio extrañamente inmerecido para Cosecha de Lluvia, programa idéntico en la CDMX, que opera desde 2019, instalado en más de 41 mil domicilios y que llegará a 100 mil para 2024. También presentarán el “fortalecimiento de la red ciclista” y MiBici Pública, un sistema característico de decenas de capitales del mundo, así como el Sistema de Medición Reporte y Revisión (MER) del PACmetro, otro valioso instrumento para medir los resultados de acciones aún inexistentes.Por su parte, las legisladoras acuden para “reforzar la agenda legislativa sobre cambio climático”. En ese renglón, Delgadillo aporta su experiencia con iniciativas sin aprobar como declarar “fauna estratégica” a las abejas o su propuesta, también sin aprobar, de crear “el derecho a la naturaleza”, entre otras iniciativas (sin aprobar). Ante este panorama, surgen varias preguntas: ¿necesitamos una comitiva de ese tamaño para presentar estos programas? ¿Qué se pierde si no enviamos siete funcionarios a Egipto? Los programas que presentarán, ¿valen la huella de carbono de un vuelo trasatlántico de siete funcionarios? ¿No hay asuntos más urgentes de la agenda ambiental local para atender aquí? ¿Cómo medirán los beneficios de ese viaje a Egipto en el corto plazo? Porque en el Estado sobran problemas globales muy locales: la gestión de la basura es una bomba de tiempo, carecemos de un vertedero metropolitano, Laureles está sin rehabilitar y la autoridad permitió que Matatlán reviva como tiradero ilegal. La verificación vehicular está paralizada, el Bosque de La Primavera pierde terreno ante la voracidad inmobiliaria y casi mil personas murieron en una década por la contaminación del Río Santiago… El otro día Andrés Barrios, de Nuestro Presupuesto, me dijo una frase genial: “A veces los gobiernos gastan más en promover programas (ahora hasta Egipto) que en generar los resultados de esos programas”.
