¿Para qué sirve un semáforo en México? Para ver quién tuvo la culpa en el choque y poco más, pues la tradición indica que en este país verde significa pasa, amarillo es acelera porque ya viene el alto y rojo un indicativo de que debes fijarte si no hay un policía de tránsito cerca antes de pasar. Usar la metáfora del semáforo para calificar el nivel de riesgo epidemiológico fue, visto a toro pasado, una muy mala idea, pues desde el principio estaba claro que nadie le haría caso, comenzando por las autoridades.La creativa Claudia Sheinbaum (la que lleva porra a todos los actos para que le griten ¡presidenta, presidenta!) inventó que entre el amarillo y el rojo faltaba un color naranja, esto es uno que no solo fuera, como lo es el amarillo en todo el mundo, preventivo, sino muy, muy preventivo, pero no rojo, algo así como frena, pero no te pares. A partir de ahí todo fue pachanga y los estados decidieron también ignorar el semáforo epidemiológico. Lo que pasa en Jalisco es el más claro ejemplo de ello: el semáforo está en rojo, pero como hay prisa (prisa por reactivar la economía, prisa por volver a una normalidad inexistente) el propio gobernador Alfaro sugiere a los ciudadanos que se brinquen el semáforo, con precaución, no se vayan a infectar.El manejo de la pandemia ha sido desde el inicio un asunto complejo donde había que optar por el mal menor. Al prolongarse tanto tiempo, los gobiernos estatales y federal han optado, para bien o para mal, por salvar el corto plazo, el que tiene que ver con la subsistencia de las y los ciudadanos y dejar de lado el problema de salud que no sólo tiene que ver con la cantidad de personas fallecidas a causa del virus, sino con las secuelas que quedan en una buena parte de la población infectada.¿Se pudo haber gestionado la epidemia de otra manera; no en Nueva Zelanda o en Australia, sino en el México en el que vivimos, en la realidad de un economía informal de arriba de 50 por ciento y con la mitad de la población en pobreza? La discusión es a estas alturas absurda, pero lo cierto es que quienes, como el gobernador de Jalisco, comenzaron pensando que se podía gestionar la epidemia de una manera distinta, han dejado de intentarlo y se plegaron ya a la política de la no política de salud del Gobierno federal. Como buen semáforo mexicano después de un apagón, el epidemiológico parpadea con los tres colores al mismo tiempo, una señal inequívoca de que en adelante usted pasa por su cuenta y riesgo. En las calles como en la salud, el gobierno cumple con poner el semáforo, pero no se hace responsable de que funcione.diego.petersen@informador.com.mx