Jueves, 18 de Abril 2024

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El gran elector, la FEU y el nuevo ‘Villanueva moment’

Por: Jaime Barrera

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Para que se abra la posibilidad de que se evolucione de una sucesión rectoral discrecional en la UdG, decidida previamente por un gran elector, a un real juego abierto y democrático que defina el voto libre de las y los 183 consejeros universitarias, habrá que esperar otros seis años.

Como ha pasado en el relevo de mando en la rectoría general de la UdeG desde hace 24 años, ayer se impuso de nuevo la dinámica de control del grupo político que domina la vida interna de esta casa de estudios y que lidera el ex rector Raúl Padilla López, como lo pronosticamos en el RADAR del pasado 28 de enero. La huella del aún muy eficaz sistema de premios y castigos que induce el voto de las y los consejeros universitarios para favorecer a uno u otro candidato, quedó clarísima con el arrollador triunfo de Ricardo Villanueva al lograr 106 de 183 votos ante los tres competidores que llegaron hasta el final de la contienda.

Habrá que ver si para la próxima sucesión rectoral llegan consejeros que rompan con esta inercia, que modernicen a la UdeG y la alineen a los valores democráticos que desde dentro le reclaman a los gobiernos y sus profesores inculcan a los estudiantes.

Más aún porque la llegada de Villanueva representa un claro relevo generacional del grupo que ha mantenido la hegemonía política en la Universidad desde hace tres décadas. Si Tonatiuh Bravo Padilla cerró una época hace seis años al ser el último rector general que fue presidente de la tristemente célebre Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), el nuevo rector a partir del 1 de abril, abre otra etapa al convertirse a sus 40 años en el primero en asumir ese cargo luego de ser presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), organización estudiantil que desbancó a la FEG a la llegada de Raúl Padilla a la rectoría en 1989.

Pese a ser el beneficiario de una elección simulada, a Villanueva no se le puede regatear formación académica, experiencia administrativa y política. Cuando ganó la presidencia de la FEU en el 2001 no era el candidato oficial, pero supo hacer una buena campaña electoral estudiantil que le dio el triunfo. Fue uno de los coordinadores de la estrategia electoral que llevó al priista Aristóteles Sandoval a la gubernatura en el 2013. Participó en la elaboración del plan de Gobierno y fue nombrado secretario de Administración, Planeación y Finanzas (Sepaf) desde donde logró recuperar la calificación crediticia para Jalisco. Ese y otros logros, como la implementación del sistema de bicicletas públicas lo perfilaron como candidato del PRI a la alcaldía de Guadalajara en el 2015. Ese primer ‘Villanueva moment’ se vino abajo al ser derrotado en esa contienda por Enrique Alfaro, con quien pese a tener varios encontronazos, recompuso la relación en su paso como regidor de oposición en el Ayuntamiento tapatío. Villanueva dejó la regiduría ante fuertes críticas de traición de algunos priistas, y se convirtió en rector del Centro Universitario de Tonalá. Debido a la alianza política de alfaristas y padillistas, colaboró en la campaña electoral del ahora gobernador, lo que sin duda abonó para ser el elegido a la rectoría. Ojalá este segundo ‘Villanueva moment’ sea para hacer de la UdeG una universidad de más calidad, más transparente, abierta y democrática en favor de los jóvenes de Jalisco.

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