Jueves, 28 de Agosto 2025

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Acoso judicial, mentiras y censura

Por: Diego Petersen

Acoso judicial, mentiras y censura

Acoso judicial, mentiras y censura

A raíz de la publicación y el desmentido de que la ex no primera dama, Beatriz Gutiérrez Müller, y su hijo se habían ido a vivir a España, se desató una polémica sobre los medios y la responsabilidad periodística. Uno de los artículos más enjundiosos al respecto fue el de Sabina Berman en El Universal. La dramaturga, periodista y también conductora de Canal 11 puso sobre la mesa la necesidad de controlar el periodismo de mentiras y sentenció que “el periodismo de hoy no le sirve a la democracia, más bien le estorba” y, según ella, los periodistas mienten (o mentimos, como gremio) porque podemos hacerlo, porque no hay sanciones.

Hay una parte de lo que dice en la que no podemos estar en desacuerdo. La función esencial del periodismo es informar y cuando se publica algo que no es verdad se afecta no solo al personaje aludido, sino a la democracia misma. El problema es, sin embargo, mucho más complejo que lo que plantea la escritora y conductora. Ella se asumió como defensora de Beatriz Gutiérrez Müller y su hijo porque, de casualidad, se los encontró en el aeropuerto de Minatitlán y ellos le dijeron que lo dicho por el periódico ABC en España y replicado en medios mexicanos era mentira, y acusó a todos de tener intereses oscuros por publicar esto. La que pide pruebas solo presenta como prueba el dicho de la esposa del presidente que, en este caso, vamos a suponer que es verdad.

Siempre he sostenido que el periodismo en México no desarrolló los estándares de calidad de otros países porque nunca nos ha costado equivocarnos. En el magnífico libro de Luis Castaño, El régimen legal de la prensa en México (Porrúa, 1962), narra que a principios del siglo XX un periódico de Nueva York que hizo un reportaje sobre casas de citas se equivocó en el número de la dirección y apareció la casa de una dama decente como casa de mala muerte. La señora demandó y ganó, pues el juez determinó, y luego se volvió jurisprudencia, que el error evita la acción penal, mas no el pago de perjuicios. En México nunca se ha castigado el error ni las mentiras de la prensa, tampoco de los políticos, ni de los ciudadanos en general.

En un país donde hay un creciente acoso judicial a periodistas y ciudadanos por parte del poder, decir que el problema son los medios es una desmesura. Los casos de Jorge González en Campeche, de la ciudadana Karla María Estrella y [dato protegido], y ahora la demanda de 600 millones de pesos a Carlos Loret por haber mostrado al hermano de López Obrador recibiendo dinero que el mismo ex presidente aceptó que eran “donaciones al movimiento”, marcan una preocupante tendencia a la censura del régimen de la llamada 4T.

Y si vamos a castigar la mentira, con lo cual estoy de acuerdo, ¿no sería necesario y justo castigar primero a los políticos que mienten? López Obrador tiene el récord. Con todo respeto, ningún medio o periodista tiene en su haber 56 mil mentiras, verdades a medias o datos falsos en seis años.

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