Viernes, 29 de Marzo 2024
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Depuración e intervenciones policiales sin frutos

Por: Jaime Barrera

Depuración e intervenciones policiales sin frutos

Depuración e intervenciones policiales sin frutos

La inadmisible racha de casos de abusos policiales mezclados con los nuevos de infiltración delincuencial en corporaciones municipales que han obligado a intervenir y desarmar las comisarías de Poncitlán y Jalostotitlán, por hablar de las más recientes, obliga a repasar los magros resultados de los procesos de depuración policial y a cuestionar la utilidad de sustituir de golpe y de forma temporal a mandos y elementos de las distintas direcciones de seguridad pública municipales. 

Expedientes abiertos en los últimos tres meses, como el de la muerte de Giovanni López a manos de policías de Ixtlahuacán de los Membrillos y que degeneró el 4 de junio en inadmisibles agresiones a policías, quemas de patrullas y destrozos en Palacio de Gobierno en una marcha para protestar por la brutalidad policial, que generó toda una crisis política que se agravó al día siguiente con las decenas de detenciones ilegales de jóvenes por parte de elementos de la Fiscalía General del Estado; la vinculación a proceso de un funcionario de la Policía de Puerto Vallarta por violencia sexual contra una menor de edad; la muerte de un joven esposado por un disparo de un policía de Tlajomulco; las agresiones de uniformados de Guadalajara contra un detenido; el reconocimiento del alcalde tapatío, Ismael del Toro, que del 2019 a lo que va del 2020 se han duplicado las investigaciones por abuso policial al pasar de 15 a 30; y el hallazgo en las sedes policiales intervenidas de drogas empaquetadas con etiquetas del cártel Nueva Generación sin documentación que respalde su decomiso, alcohol en las oficinas de los mandos, armas de fuego y blancas sin registro, y un descontrol absoluto en el seguimiento de los exámenes de control y confianza, dejan claro que la depuración policial ha quedado sólo en planes y que urge su revisión y adecuación.

Con los exámenes de control y confianza (el polígrafo, test psicológicos, socioeconómicos, de entorno y de salud) nos pasó lo mismo que con el Nuevo Sistema de Justicia Penal, que pese a que su proceso de implementación inició en 2008, nunca se hizo una verdadera planificación y seguimiento de su cumplimiento, por lo que los resultados, en ambas políticas que perseguían mejorar la prevención y el combate a la delincuencia y la impunidad, están muy lejos de alcanzarse. 

La crisis policial de hoy tiene en parte su origen en que se desaprovechó tiempo valioso hace 12 años que Jalisco se quedó rezagado desde el principio en la operativización de estos procesos, y prueba de ello fue que en el 2012 que venció el primer plazo establecido por el gobierno federal para examinar al total de policías, Jalisco no alcanzaba ni el 50 por ciento de las acreditaciones.

Ese retraso persiste y no hay indicadores claros de los frutos que trajo la inversión millonaria para la operación de los Centros de Evaluación y Control de Confianza.

Más o menos lo mismo pasa con las intervenciones a las policías municipales, tema con el que continuamos mañana.

jbarrera4r@gmail.com

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