Jueves, 25 de Abril 2024

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De la Zona Dorada a la Zona Plomeada

Por: Jaime Barrera

De la Zona Dorada a la Zona Plomeada

De la Zona Dorada a la Zona Plomeada

Si no fuera un asunto tan delicado y tan de alto riesgo para la seguridad de los tapatíos, tendría mayor lugar el chiste producto del humor negro de los mexicanos en el sentido de que en la zona de los lugares más caros de la Zona Metropolitana de Guadalajara no importa llegar sin dinero, porque siempre habrá alguien “que te dispare”.

Pero la cosa es tan seria que debemos ir más allá del chascarrillo y reconocer que la ineficiencia policial, por omisión o complicidad, ha convertido la Zona Dorada en la Zona Plomeada de Zapopan, luego del nuevo desplante del crimen organizado ocurrido a las 10:30 de la noche del miércoles en ese mismo rumbo cuando sin problema alguno un comando de no sabemos cuántos autos y dos motocicletas circuló por esas transitadas calles hasta llegar y abrir fuego contra el edificio que alberga a los exclusivos antros de moda de la ciudad. Uno de ellos, por cierto, propiedad de la cadena de bares y restaurantes líder en el país y entre los que figura también el ex Distrito 5 de Puerto Vallarta, donde asesinaron por la espalda al ex gobernador Jorge Aristóteles Sandoval y ordenaron limpiar la escena del crimen.

Antenoche los agresores llegaron y escaparon con toda la calma y tranquilidad del mundo, porque la Policía de Zapopan volvió a brillar por su ausencia. El primer policía llegó 10 minutos después de los hechos. La conclusión es que para los ciudadanos de a pie es la zona más vigilada de la ciudad. Pero para los sicarios de las mafias es territorio controlado.

Los que libraron la vida de milagro la noche del miércoles en la ruta del reventón en la pudiente Colonia Puerta de Hierro son Ulises Reynada Vázquez, de 52 años, un ex militar que ahora es escolta y cuidaba en ese momento a su jefe, y Vania Nayeli Martínez, una joven estudiante de medicina de la UAG, de 18 años y vecina de la Colonia Providencia, que salía de uno de los antros cuando las milicias del narco accionaron sus metralletas con toda impunidad. 

Este nuevo sobresalto es un eslabón más en la cadena de burlas y desafíos del crimen organizado a las autoridades y corporaciones policiales federales, estatales y municipales. Hace dos años fue la altanería delincuencial del comando que llegó un lunes a pleno mediodía abriendo fuego al restaurante Los Otates para levantar a uno de sus comensales y luego al escapar por la Avenida Patria en la hora de más tráfico sin que la videovigilancia del C5 disparara operativo policial alguno, pese a llevar en la caja de una de las pick-up a un hombre muerto. Más recientemente vinieron las agresiones dominicales en las que primero levantaron a un comensal de un restaurante en Avenida Patria y luego el pasado 2 de octubre la balacera en medio de las plazas comerciales de Zapopan, que dejó saldo de un muerto.

Luego de este ostentoso golpe de las mafias, las autoridades prometieron reforzar la vigilancia en la zona. Pero la noche del miércoles, para preocupación de todos, vimos de nuevo cómo, cuando las narcobandas quieren actuar, parece que las policías les abren paso.

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