Jueves, 28 de Marzo 2024

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Call centers, años de operación y la doble desaparición de las víctimas

Por: Rubí Bobadilla

Call centers, años de operación y la doble desaparición de las víctimas

Call centers, años de operación y la doble desaparición de las víctimas

A este joven lo llamaremos Raúl, debido a que su familia aún está en peligro.

Hace algunos años a Raúl se le hizo sencillo aprovechar sus habilidades en el idioma inglés y decidió entrar a trabajar a un call center, donde todos los días tenía contacto con personas extranjeras.

Sin embargo, no era un call center normal; su familia se enteró de que en este sitio defraudaban tales extranjeros con mentiras para robarles dinero a través de falsas ofertas de tiempos compartidos.

Trataron de decirle que lo que hacía no estaba bien, que con sus habilidades podía ganar bien en un call center "normal", pero Raúl no quiso escucharles, situación que les llevó a quedar incomunicados.

"Nosotros dejamos de hablarle por la situación en la que estaba, no estábamos de acuerdo con lo que estaba haciendo, con las decisiones que estaba tomando. De pronto un día, en el 2017, su novia nos dijo que había recibido una llamada para decirle que Raúl estaba muerto", contó uno de sus familiares. 

Trataron de hacer contacto con él nuevamente, y al no lograrlo, pusieron una denuncia por su desaparición esperando encontrarlo, compartieron sus fichas de búsqueda, y el cartel se enteró.

Entonces amenazó a otro de sus familiares con matarlo, a él y a sus hijos, si seguían buscando a Raúl. La búsqueda paró. Los criminales tenían suficiente información y poco corazón, y la familia sabía que no podían poner en riesgo al resto de sus integrantes.

Aunque quienes no comprenden el dolor de estas familias y el alcance de la problemática querrá criminalizar a Raúl, decir que él se lo buscó por hacer cosas que no debía, la realidad es que la situación explica mucho más. 

En primer lugar, la historia de Raúl habla de que este modo de operar por parte del crimen organizado no es nuevo. Tenían al menos 8 años defraudando extranjeros en esta modalidad, sin que nada ni nadie les detectara.

Fue hasta este 2023 que se supo de estas redes perfectamente armadas y nulamente identificadas, gracias a las investigaciones de Estados Unidos. Ni siquiera eso alertó a las autoridades estatales o nacionales. Entonces la punta del iceberg llegó con la desaparición de ocho jóvenes trabajadores, quienes, ha confirmado el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, fueron asesinados y sus cuerpos tirados a un barranco en Zapopan. 

El caso también habla de que la desaparición de personas ocurre desde hace varios años sin que las autoridades puedan frenar el problema. En 2017 la Fiscalía del Estado poco hizo para dar con el paradero de Raúl, la familia no dijo nada, no pidió parar la búsqueda, solo, desde lo personal, dejaron de insistir, de presionar a la Fiscalía para que lo encontraran, de movilizarse por sí misma para buscar pistas, pero con la fe de que la dependencia pudiera encontrarlo un día. Sin embargo, a la Fiscalía Raúl se le olvidó. 

¿Cuántas desapariciones más como las de Raúl hay? Si hay más casos como el suyo desde años atrás ¿es posible que se supiera desde entonces de estas redes fraudulentas sin que nadie hiciera nada por localizarlas y desintegrarlas?

A la familia de Raúl le volvió la esperanza de encontrarlo pensando en que la relación con él caso de los ocho jóvenes podía ayudar a dar con su paradero, pese a que por ocho años su dolor les llevó a hacerse a la idea de que, aún sin un cuerpo qué velar, Raúl había muerto, pero ni siquiera el contar con pistas del caso notificadas a la Fiscalía en los últimos días, hizo que la autoridad les llamara de vuelta. 

Una vez más vemos un caso que exhibe que el sistema no busca sin la presión de las familias, presión que muchas veces no pueden hacer por las amenazas perpetradas por el crimen organizado en su contra.
 
Vemos que al no buscar es imposible encontrar información que lleve al paradero de los responsables, y con ello llegar también a la desarticulación de las redes criminales, permitiendo que operen por vía libre por años, haciendo y deshaciendo a su antojo, dándoles el control total de la situación. 

¿Las autoridades también están amenazadas para no buscar o simplemente están rebasadas?

No quitemos del ojo en el caso, pues hoy la incógnita es si las autoridades buscarán dar con la ubicación de nuevos call center clandestinos o si esperarán a que una vez más el gobierno extranjero haga el trabajo para minimizarles el suyo, aunque viviendo donde vivimos lo más probable es que nada pase.

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