Si transformamos en una pelea de box la semana que esta semana vivió Joe Biden, diríamos que ya ha caído a la lona en dos ocasiones y se ha visto acorralado contra las cuerdas en apenas el primer round en una pelea pactada a ocho asaltos -está en su séptimo mes de su administración de los 48 que la componen-.Ha tenido una semana fatal, como a pocos presidentes les ha sucedido en apenas los primeros meses de su gestión.El martes vino el primer ‘recto a la mandíbula’ que lo envió al entarimado cuando la Corte Suprema decidió dar marcha atrás a la decisión de Biden de cancelar el programa migrante ''Quédate en México”, obligando a reinstalar la medida de enviar a nuestro país a todos los que llegan a la frontera solicitando asilo.El jueves, se vio bajo una lluvia de ‘ganchos en corto’ y acorralado en su esquina cuando un ataque terrorista del Estado Islámico en los alrededores de Kabul, Afganistán deja más de 170 muertos y cobra la vida de 13 militares estadounidenses.El viernes, un ‘gancho al hígado’ lo envía a la lona por segunda ocasión, cuando nuevamente de la Corte Suprema permite que se lleven a cabo desalojos de personas que durante la pandemia se habían visto imposibilitado de pagar sus rentas, dando la razón a una coalición de propietarios de vivienda y desarrolladores quienes habían presentado la querella ante la extensión del beneficio que Biden había recomendado hasta el mes de diciembre.Y para poner más en riesgo ‘el cinturón’, desde el fondo del Capitolio surgen las voces republicanas que piden que Biden renuncie a la presidencia, lo mismo que algunos demócratas que no han llegado a sugerir su dimisión, pero sí han expresado estar frustrados por el traspié y sus consecuencias en el retiro de tropas de Afganistán, así como por los efectos que provocan el cambiar el proceso de cambiar los protocolos de los solicitantes de asilo y la medida de permitir que millones de personas que han sido afectadas económicamente por la pandemia puedan estar en riesgo de perder su techo.Ante la adversidad de lo que sucede en Kabul, donde fallaron los tiempos y las formas para retirar a los militares y a los refugiados, no en salir de ese país; ante el brutal y despiadado ataque terrorista y ante la decisión de la máxima autoridad judicial de modificar una recomendación de la Casa Blanca que beneficiaba a millones de personas afectadas por la crisis de salud, lo que menos habría que pensar en estos momentos es sacar ventaja política de la situación. Es el momento de unir esfuerzos, sin distinción de partidos o intereses, para que no se cometer más errores cuando la vida de muchas personas está en peligro del otro lado del mundo, cuando existen amenazas de grupos terroristas y cuando hay posibilidades de que por causas ajenas a su voluntad muchas familias puedan quedar desamparadas en la calle.Por la secuela de los acontecimientos en un tiempo muy corto y por las reacciones en diferentes círculos, da la impresión de que Biden se ha quedado solo y a la deriva con sus propias decisiones. Por supuesto que habrá consecuencias políticas para Joe Biden por una mala decisión o una mala interpretación de los hechos. Pero de ahí, que dentro de la emergencia de la crisis en varios frentes, que se piense en renuncia, dimisión o un juicio político, dista mucho de una realidad donde lo urgente en este momento es salvar vidas en Afganistán, darle trato humano a los migrantes y asegurar techo a millones de norteamericanos afectados por la pandemia. ¿Usted, qué opina?
