La pandemia del coronavirus no sólo ha tundido la popularidad del Presidente Andrés Manuel López Obrador por sus yerros iniciales en el manejo de la contingencia, sino que también desactivó la demanda mundial de hidrocarburos y puso en jaque su apuesta por Pemex, como eje de su política económica.El desplome de los precios de estos energéticos, especialmente el barril del West Texas Intermediate (WTI) que el lunes llegó a valores negativos por vez primera en la historia, y que significó que quienes quisieran vender en vez de cobrar, pagaran; y la pérdida de más del 80 por ciento del precio de venta del barril de la Mezcla Mexicana de Exportación, hizo ver como una victoria pírrica la tan celebrada participación de la Secretaria de Energía, Rocío Nahle, donde México se opuso a bajar en 23 por ciento su producción y sólo accedió al seis por ciento, en el a todas luces insuficiente acuerdo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para disminuir la sobreoferta ante la baja en la demanda de crudo provocada por la contingencia sanitaria del COVID-19.En conjunto, a partir del próximo 1 de mayo, estos países dejarán de producir 9.7 millones de barriles de crudo al día, lo que también impactará en la reducción de ingresos a Pemex, que significan la principal fuente de recursos para el país luego de la derrama económica de la industria automotriz, las remesas y la actividad turística.Si a la inestabilidad en los precios del petróleo sumamos la baja en las remesas y que tanto las plantas automotrices y las empresas relacionadas al turismo han sido las más golpeadas por la paralización de actividades por las medidas de aislamiento para mitigar los contagios del coronavirus, más son los focos rojos que se prenden por lo que repercutirán en la baja del crecimiento económico en México. Por eso es altamente preocupante que el gobierno de la autollamada cuarta transformación ignore los llamados a revisar su política económica y replantear sus proyectos estratégicos como la construcción del Tren Maya, el Aeropuerto de Santa Lucía y sobre todo la rehabilitación de las seis refinerías que medio operan en México y la construcción de una nueva en Dos Bocas, como insistieron ayer los organismos empresariales de Jalisco al presentar el Pacto por la Estabilidad y el Empleo en Jalisco.Porque el Presidente y su equipo económico tendrán que hacer mucho más que decir que todo se debe al fracaso del modelo neoliberal especulador, e insistir en que la estrategia será refinar más petróleo crudo para comprar menos gasolinas, para enfrentar la recesión económica que se ve venir por todos los efectos de la pandemia del coronavirus, y que para nada nos vendrá como “anillo al dedo” como muy desatinadamente lo estimó López Obrador al calcular los efectos de esta emergencia sanitaria.jbarrera4r@gmail.com
