Viernes, 29 de Marzo 2024
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AMLO el inmune y su rebaño

Por: Diego Petersen

AMLO el inmune y su rebaño

AMLO el inmune y su rebaño

Si en algo ha sido consistente el presidente López Obrador es en manejar la pandemia de COVID-19 como un asunto eminentemente político y no de salud pública. Declaraciones y dichos que se han ido acomodando a la circunstancia y, por supuesto, montones de contradicciones y traspiés inherentes a alguien que habla tanto y todos los días. Pero, más allá de las palabras, en los hechos, el presidente ha negado la epidemia: primero se rehusó a ponerse un tapabocas como medida preventiva; luego dijo que no iba a vacunarse, aunque después corrigió.

Negar la existencia de la pandemia, 200 mil muertos y un millón de empleos perdidos después tiene, por decirlo bonito, poca lógica. Fue el mismo presidente quien decidió, si se quiere más como un escudo político que como un acto de transparencia, que todos los días se diera una rueda de prensa actualizando cifras de la enfermedad y todos los martes un informe del sector salud en la conferencia de prensa mañanera. Mientras en otros países los presidentes se vacunan públicamente para dar ejemplo y acallar el discurso antivacunas y los complots que circulan en redes sociales, el nuestro cambia de opinión y manda señales contradictorias. ¿Cuál es la lógica de estas decisiones que contradicen las políticas de salud y generan confusión?

El mesianismo es una enfermedad del poder, un padecimiento que, por cierto, se combate con buen periodismo y generación de opinión pública

Solo encuentro una respuesta posible y es que el presidente cree que por su investidura está o debe estar por encima del común de los mortales. Hay mucho de mesiánico en el comportamiento y las decisiones de López Obrador. El mesianismo es una enfermedad del poder común a una buena parte de los políticos, un padecimiento que, por cierto, se combate con buen periodismo y generación de opinión pública (particularmente el cartón político por su componente humorístico) y solo se cura con elecciones libres y equilibrio de poderes (de ahí la importancia de defender un Instituto Nacional Electoral autónomo y fuerte).

No hay mesías sin apóstoles ni pastor sin rebaño. Los mexicanos tenemos muchas consejas sobre el tema. Recuerdo dos: -¿Qué horas son? -Las que usted diga, señor presidente; o aquella de: -Los cocodrilos vuelan. -No jodas. -Lo dijo el presidente. -Ah, entonces sí, vuelan bajito, pero vuelan. Que el presidente, que es un hombre de poder, tenga una visión política de la epidemia y se haya contagiado del virus del mesianismo nada tiene de extraño. Pero que las autoridades de salud se conviertan en un rebaño de borregos es una irresponsabilidad. El subsecretario López-Gatell inventó lo del “contagio moral” para justificar que el presidente no usara el cubrebocas; ahora el secretario Alcocer dice que el presidente tiene inmunidad y anticuerpos adquiridos en el contacto con el pueblo para justificar que no se vacune, lo cual raya en la demencia.

Y pensábamos que habíamos visto y oído todo.

diego.petersen@informador.com.mx

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