Sábado, 20 de Abril 2024

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* “Recomendaciones”

Por: Jaime García Elías

* “Recomendaciones”

* “Recomendaciones”

Las “recomendaciones” de los entendidos acerca de las medidas que, en tiempos de crisis como las que confrontan actualmente sus equipos, deberían seguir Matías Almeyda y Rubén Omar Romano al efecto de que Guadalajara y Atlas enderecen el rumbo, están animadas, seguramente, por las mejores intenciones… pero cojean de la misma pata: pecan de simplistas.

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Las opiniones más recurrentes invitan a replantear la filosofía predominantemente ofensiva a la que los dos equipos se suscribieron en un pasado reciente, antes de que ambos cayeran en los baches que han alterado las buenas intenciones de sus dirigentes y los anhelos de sus seguidores.

Uno de los consejos que más se han repetido consiste en que, en tanto no haya señales visibles de recuperación, avaladas por los resultados, sería pertinente olvidar el romanticismo de tomar la iniciativa, pensando ante todo en el marco rival, y, por el contrario, meter en la cabeza de los jugadores la preocupación por evitar estragos en marco propio.

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La cuestión es que, por más que se repita el estribillo de que ciertos equipos son “más ofensivos” y otros “más defensivos”, todos parten de la premisa de la posesión de la pelota: cuando es propia, se está en situación ofensiva; cuando es del adversario, necesariamente se está en situación defensiva. Incluso los equipos que aprenden a hacer del contraataque su recurso predilecto, cierran espacios, retrasan líneas, aprietan marcas, meten pierna, juegan al límite del reglamento, conjugan primordialmente el verbo destruir…; pero cuando tienen el balón, así sea ocasionalmente, intentan aprovechar el desequilibrio del adversario y los espacios abiertos que quedan a las espaldas de sus defensores, para meter ráfagas ofensivas a base de velocidad y de trazos rectilíneos.

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La propuesta invita a recordar la anécdota de Carlos Miloc —qepd— en sus inicios como entrenador, al frente del Irapuato…

Jugaban una noche contra el Atlas, en el Estadio Jalisco. Los rojinegros ya ganaban. Alguno de los porristas que acompañaban a los “Freseros”, molesto, desesperado por la situación, arengaba con vehemencia a Miloc:

—¡Mándalos al ataque…!

A medida que el tiempo pasaba, el partido se complicaba y el panorama se tornaba más sombrío aún para los guanajuatenses.
—¡Mándalos al ataque…! — insistía, a berridos, fuera de sí, el porrista.

Miloc estalló. Desde la banca se volvió hacia su oficioso consejero, y le gritó:

—¿Que los mande al ataque…? ¿Y con qué balón…?

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