Uno de los juegos más comunes (como El Bebeleche, Las Escondidas o Los Encantados) en los años de niñez de quienes ahora peinan canas -si algo peinan…- era el de Policías y Ladrones. Sendas versiones de ese juego, no meramente lúdicas sino cruentas, acaban de reeditarse en México: el lunes en Aguililla, Michoacán, donde 14 policías fueron masacrados por un comando de 30 delincuentes; el martes en Iguala, Guerrero, donde 15 presuntos delincuentes fueron abatidos en un enfrentamiento con soldados. Lo de Aguililla ha sido calificado, unánimemente, como un crimen cobarde y alevoso. Lo de Iguala dio lugar a que la Secretaría de la Defensa Nacional explicara, en un comunicado, que “los soldados aplicaron la Ley Nacional sobre el uso de la Fuerza, en su protección y defensa, en respuesta a una agresión con armas de fuego por parte de hombres armados” cuya presencia había sido detectada y reportada previamente.-II-Hay, pues, una Ley Nacional que puntualiza las circunstancias y determina el grado y la manera en que las Fuerzas Armadas deben actuar para resguardar el orden público y combatir a la delincuencia. Esa Ley, obviamente, previene y sanciona los potenciales abusos en que policías y soldados pudieran incurrir, pero legitima el uso oportuno y adecuado tanto de la facultad que las mismas leyes -a partir de la Constitución- le confieren, como de los recursos que para el cabal cumplimiento de sus funciones se le proporcionan.La Ley autoriza, pues, el uso de la Fuerza Pública; establece asimismo el marco en que deben emplearse no sólo las fuerzas de choque sino también los sistemas y procedimientos de Inteligencia para detectar, identificar, ubicar y tratar de detener a delincuentes plenamente identificados como tales cuando las circunstancias lo ameriten. Algo que viene al caso, a la vista de los enfrentamientos en Aguililla e Iguala, derivados la incidencia de conductas delictivas y la proliferación de bandas delincuenciales, que con justificada razón constituyen la principal preocupación de la mayoría de los habitantes de este país.-III-Ayer, a 165 años de su nacimiento, se recordaban algunos aforismos de Oscar Wilde que han sido considerados cimas de la agudeza y el ingenio. Este, por ejemplo: “Cuando un hombre hace algo completamente desacertado, es siempre por los motivos más nobles”…Quizá venga al caso -sin ánimo de ofender-, a propósito de la no por reiterativa menos discutible aseveración presidencial de que “no vamos a combatir la violencia con violencia”.
