Por nombre no quedará…Si los rojinegros de viejo cuño confeccionan una lista de los jugadores más sobresalientes en la historia del Atlas, aparecerán, seguramente, muchos nombres: Cubero, Raúl Córdoba, el “Pistache” Torres, Del Muro, Magdaleno Mercado, Pepe Delgado, Siboldi, Zepeda, Osorno… Si se trata de designar al jugador de extracción rojinegra que alcanzó más notoriedad en el mundo del futbol, el consenso será unánime: Rafael Márquez. Punto.Al margen de los aspectos criticables que pudieran adjudicársele —nadie es perfecto—, su trayectoria internacional, particularmente en el Barcelona de Pep Guardiola y Lionel Messi que con justificada razón fue calificado como el mejor equipo del mundo, y su participación en cinco Copas del Mundo, convierten a Márquez en el único jugador mexicano capaz de rivalizar, por los blasones conquistados a nivel internacional, con el Hugo Sánchez ganador de cinco campeonatos de goleo en la Liga española.*Cerrado su historial como jugador activo con la última temporada en el Atlas y con tres partidos en el Mundial de Rusia, Márquez continuará en el futbol ejerciendo una nueva faceta en su club de origen.Su designación como presidente deportivo del equipo lleva, supuestamente, una intención que va más allá de lo simbólico. No se trata de otorgarle un reconocimiento por su historial, sino de tratar de aprovechar el bagaje que presumiblemente acumuló a lo largo de sus muchos años de trayectoria en clubes como el Mónaco, el Barcelona, el Red Bulls de Nueva York, el León y aun el modesto Hellas Verona de Italia.*Márquez, a diferencia de Hugo Sánchez, nunca se significó por su habilidad para acaparar reflectores y promoverse no sólo como el técnico idóneo para la Selección Nacional sino como el salvador de la patria, futbolísticamente hablando…Reservado en esa materia, pues, Rafa no aportó, hasta ahora, demasiados elementos de juicio acerca de sus conceptos o sus proyectos. Se supone que tanto en el Atlas, en la gestión de Gerardo Espinoza como técnico interino principalmente, como en la Selección Nacional, donde era público y notorio el liderazgo que le reconocía Juan Carlos Osorio, ya aportó algunas ideas.Sin embargo, como ni el Atlas ni la Selección hicieron nada memorable en esos ciclos, la conclusión, hoy por hoy, es que ponerlo al frente de un club pródigo en sueños, pobre en logros, parece una apuesta atractiva… aunque constituya, de momento, una absoluta incógnita.
