Si algún talento extraordinario tuvo José Saturnino Cardozo como futbolista fue su capacidad goleadora. El paraguayo ha sido, ''ex aequo'' con el brasileño Cabinho, el artillero más temible que ha jugado en México. Un depredador del área; un ''matón''; una máquina de hacer goles.Los que han sido futbolistas sobresalientes y se vuelven entrenadores, confiesan -Johan Cruyff, por ejemplo- que eventualmente los saca de sus casillas que los jugadores a su mando no resuelvan los problemas que los partidos les plantean, como ellos mismos lo habrían hecho.Si alguna frustración tiene Cardozo, ahora en su rol de técnico del Guadalajara, por tanto, debió ser la de constatar la impotencia de equipo, el lunes, para hacer efectivos los pronósticos y traducir al marcador la superioridad casi absoluta ejercida sobre la cancha.*Si el Guadalajara, el lunes, hubiera tenido un Cardozo en la cancha, quizás habría ganado con amplitud en el marcador, e incluso por goleada… no obstante la actuación sobresaliente de Jurado, el novel arquero del Veracruz. Sin embargo, cuando se tienen situaciones propicias al por mayor, en las que el observador percibe que el atacante ha tenido marco, pelota y portero a su disposición, y esas oportunidades se malogran, lo único que el técnico puede hacer es maldecir.Cardozo, por lo demás, consciente de que está imposibilitado para tomar el lugar del jugador que está en el sitio y el momento indicado para hacer el gol, hace su papel al tratar de quitarles presión… El crítico puede cuestionar la calidad del atacante que falla a la hora buena; el aficionado puede desahogarse, desde la tribuna, con un improperio. El técnico tiene que declarar que sus jugadores ''hicieron todo''… aunque al decir que ''más no pueden'', alude, implícitamente, a sus limitaciones técnicas o mentales.*Van Rankin y Ponce fueron más atacantes que defensores; Mier y Jair comparecieron varias veces en el área enemiga; Vega, Ronaldo y Molina tuvieron a Jurado en la mira; Brizuela y Pulido, celosamente vigilados, poco aparecieron en el juego. Los cambios -Madrigal, Villalpando, Sandoval- apelaron a la cantidad… con los mismos deplorables resultados.Las fórmulas utilizadas el lunes por las ''Chivas'' fueron, en teoría, las adecuadas. Si no fructificaron fue, quizá -como el mismo Cardozo lo dio a entender-, porque, después de todo, nadie da lo que no tiene.
