Hay quienes, tratando de echarle un poco de fantasía al asunto, sostienen que la Selección de México, hoy, no va a enfrentarse precisamente a su similar de Islandia, en partido amistoso…, sino a sus propios fantasmas, en el que pudiera ser un episodio terrorífico.Se alude a que el Tri estará de regreso en el Levi’s Stadium de Santa Clara, California, que sería para Juan Carlos Osorio y sus pupilos lo que fue Waterloo para Napoleón y sus soldados: el escenario de su derrota más catastrófica.*Las cosas, en su sitio… Lo sucedido el 18 de junio de 2016 en ese estadio, ya es historia antigua. Tan antigua que ahora mismo, con el Mundial de Rusia en el horizonte, México, tras sufrir la peor humillación en su historia futbolística, tiene el boleto en la mano y la legítima ilusión (aun en detrimento de la lógica, que ya puso a Alemania en su camino, en la primera ronda, y casi seguramente le atravesará a Brasil en la segunda) de cumplir un desempeño sobresaliente.A Chile, en tanto, eliminado para el Mundial, ni siquiera le sirve de consuelo el recuerdo de haberse impuesto a México, aquella vez, por 7-0.*Osorio, por lo demás, ha aplicado los emplastos sicológicos necesarios, no para olvidar, porque es imposible, pero sí para digerir aquella debacle. Uno de ellos, que sus resultados en la eliminatoria rayaron en la excelencia, callaron las bocas de sus detractores y permitieron clasificar con menos sobresaltos de los acostumbrados en recientes ediciones del mismo certamen.*Los detractores de Osorio, por cierto, “exigen” que el técnico nacional haga lo que en la eliminatoria nunca hizo (con los óptimos resultados ya señalados) y que sus antecesores sí hicieron (con resultados menos que mediocres): definir una alineación para los partidos de la primera ronda del Mundial.El técnico colombiano ha ratificado que lo suyo no es armar un equipo de 11 supuestos titulares, que puede descomponerse por cualquier imponderable —una lesión, un castigo, una baja de juego…—, sino tener a veintitantos jugadores siempre listos para realizar su mejor esfuerzo, de conformidad con sus personales características, cuando son llamados.Lo ha dicho en todos los tonos, y lo ha ratificado con los hechos. Pero bien dicen que ni hay peor sordo que el que no quiere oír, ni peor ciego que el que no quiere ver.
