No se trata de que “panda el cúnico”, como dijo el paisano…, pero sí de interpretar el episodio como señal de alarma.Se trata de la derrota del León (3-0) como visitante de Los Ángeles F. C., en el partido de Vuelta de Octavos de Final de la Liga de Campeones de la Concacaf. Un resultado relativamente sorpresivo porque, desde la perspectiva mexicana, los “expertos” consideraban que el 2-0 favorable del partido de ida daba a los “Panzas Verdes” más de la mitad del boleto a la siguiente fase.*Había, para alimentar el optimismo, la premisa adicional de que el León es uno de los mejores equipos mexicanos del presente. Y aunque el cuadro angelino tiene en sus filas al considerado “mejor jugador” de la Major Soccer League en la campaña anterior -el mexicano Carlos Vela-, se hacía favorito al León porque, al fin del cuento, “más tiene el rico cuando empobrece que el pobre cuando enriquece”, y se supone que, en el aspecto futbolístico, por la antigüedad de su Liga simplemente, el futbol mexicano es aún -aunque falta saber por cuánto tiempo…- más rico que el estadounidense.*Lo dicho: no se trata de proceder, a raíz del resultado, al desgarramiento colectivo de vestiduras. Se trata de entender que si hubo un tiempo en que el futbol mexicano no tenía competencia propiamente dicha en la zona geográfica en que lo colocó el destino, los tiempos han cambiado; que si el futbol mexicano ha crecido, como lo demuestra el hecho de que dejó de ser “el eterno adolescente del futbol mundial” -como lo llamó Rafael García, de la AFP- y el inevitable “finalista geográfico” en campeonatos mundiales, otro tanto ha hecho el futbol estadounidense: desde los tiempos (década de los setentas del siglo pasado) en que llegaron Pelé, Beckenbauer, Carlos Alberto, Chinaglia, Romerito y compañía a sembrar la semilla del deporte más popular en el mundo, virtualmente exótica en tierras del Tío Sam, su crecimiento ha sido significativo... Y, así sea en menor medida, algo similar puede decirse del deporte en los países de Centroamérica y el Caribe.*Para decirlo pronto: crecieron los enanos y le faltan al respeto al gigante; quedaron atrás los tiempos en que para mandar en la Concacaf, a los equipos mexicanos les bastaba con la camiseta. Colofón: Actualmente, ya nadie se asusta con el petate del muerto.
