Viernes, 29 de Marzo 2024
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- Tema marginal

Por: Jaime García Elías

- Tema marginal

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No todo es el coronavirus. Hay otros temas. Por ejemplo, las reflexiones relacionadas con Satoshi Uematsu.

Mire usted…

-II-

Satoshi Uematsu es un joven de 26 años que acaba de ser condenado por un juez de la corte de distrito de Yokohama, en Japón, Kiyosi Aunuma, a morir en la horca. Se le considera “autor de la mayor matanza que ha sufrido Japón desde el fin de la Segunda Guerra Mundial”...

En febrero de 2016, en una carta manuscrita, Uematsu hacía saber al presidente de la Cámara Baja japonesa, que había decidido “tomar medidas hoy por el bien de Japón y del mundo. Mi razonamiento -escribió- es que puede que yo sea capaz de revitalizar la economía mundial y creo que quizás sea posible evitar una III Guerra Mundial”. Convencido de que era aconsejable aplicar la eutanasia a los discapacitados -que “sólo crean infelicidad” y “no tienen derechos humanos”, sostenía-, anticipó su intención de atar a los vigilantes de  dos centros de atención para personas discapacitadas -en uno de los cuales él mismo había trabajado más de tres años-, y,  sin herir a los empleados, “aniquilar a las 260 personas de estas dos instalaciones”. Finalmente, se entregaría a las autoridades.

Cinco meses después, el 26 de julio, Uematsu pasó de las palabras a los hechos: ató a los guardias y, armado de varios cuchillos, durante 40 minutos atacó a los internos. 19 murieron. 26 más quedaron heridos.

-III-

La historia viene al caso, en parte, por el conato de debate que ha surgido en México a raíz de los casos LeBarón (el asesinato de tres mujeres y seis niños, en Sonora, en noviembre pasado), y Fátima Cecilia (la niña de siete años secuestrada, violada y asesinada, en la Ciudad de México, el mes pasado), con respecto a la pertinencia de reimplantar la pena capital en la legislación mexicana…; y, en parte, por otro debate en curso, sobre la posible despenalización total del consumo de mariguana “con fines lúdicos”…

Ah, porque falta señalar que aunque el juez sostuvo que “la maldad fue extrema”, que “lo sucedido fue premeditado y hay pruebas suficientes que atestiguan que existía un enorme deseo de matar”, los defensores de Satoshi Uematsu argumentaron a su favor que “la responsabilidad de sus actos no existía o estaba muy mermada”, porque desde un año antes de perpetrar sus crímenes, se había convertido en un consumidor habitual… de mariguana.
 

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