Domingo, 08 de Diciembre 2024

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- Incivilidad y barbarie

Por: Jaime García Elías

- Incivilidad y barbarie

- Incivilidad y barbarie

Los puntos sobre las íes: las notas de prensa levantaron el acta acerca de los incidentes ocurridos la tarde y noche del “jálogüin” (miércoles 31 de octubre) en varias colonias de Guadalajara y municipios conurbados…

Hubo, para mantener viva una “tradición” que en mala hora se dio de alta como tal, por parte de grupos de mozalbetes (y algunos ya no tanto…),  agresiones con piedras, huevos, pintura y otros proyectiles, contra unidades del transporte público. Hubo, como réplica, por parte de las fuerzas encargadas de mantener el orden, “operativos” que culminaron, en el caso particular de Zapopan, con la detención de un centenar de infractores, a los que supuestamente se aplicaron los correctivos previstos por la ley, por “faltas administrativas”. En Tonalá se decidió suspender la operación de la Línea 2 del Sitren “con la idea de proteger a los usuarios”, a la vista de los “actos vandálicos” que se suscitaron. En Zapopan y Tlajomulco, decenas de patrullas fueron habilitadas para transportar a las personas que se quedaron varadas una vez que varias rutas del transporte decidieron suspender el servicio respectivo.

-II-

Cabe, pues, hacer la salvedad de que las autoridades, al final de cuentas, no fueron del todo omisas. De que la policía “aseguró” a algunos pandilleros. De que probablemente a varios de ellos se les aplicaron las sanciones -punto menos que simbólicas- establecidas en la ley: detenciones breves y multas similares a las del juego de lotería en las tertulias familiares. Difícilmente se les habrá obligado a reparar los estropicios -vidrios rotos, abolladuras, manchas con pintura…- ocasionados a los camiones. Ciertamente nada se habrá hecho para compensar los perjuicios que resintieron los centenares de personas que, al suspenderse el servicio de transporte, tuvieron que regresar a sus casas en taxi o a pie… aunque algunos afortunados lo hicieran a bordo de las patrullas habilitadas para subsanar el problema.

-III-

Los críticos de esta -valga la paradoja- “moderna tradición” tapatía, ponen el acento, con sobrada razón, en dos aspectos: uno, que nada tiene que ver con sus orígenes; que en ninguno de los países -celtas, originalmente; anglosajones, por extensión; latinos, por imitación- en que se celebra el “halloween”, hay manifestaciones de vandalismo y alteraciones al orden público; y otra, que ninguna conexión hay entre las creencias religiosas o el afán de dedicar alguna festividad a los muertos, con expresiones de incivilidad y barbarie como las que aquí, por desgracia, con ese pretexto, se han vuelto recurrentes.

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