Lo dicen los criminalistas, lo corrobora el sentido común, lo confirma la experiencia: “Cuando se trata de esclarecer un crimen, y especialmente si la víctima es una persona prominente, cada día que pasa nos aleja de la verdad”.El asesinato -hace casi un año- de Aristóteles Sandoval, por ejemplo...-II-En el homenaje rendido a su memoria, el martes pasado, las voces de su madre, su esposa y todas las demás, coincidieron en reclamar justicia. Puesto que la muerte del ex gobernador de Jalisco es, pincipalmente para su familia, una desgracia irreparable, hacer justicia significaría cumplir el compromiso externado por el actual gobernador, Enrique Alfaro, junto a su ataúd, delante de sus deudos y de cara a la sociedad: que este delito, a diferencia de tantos otros, no quede impune.Desgraciadamente, el propio gobernador dio la nota discordante recientemente, al asegurar que el asesinato del ex gobernador “está resuelto”... aunque jamás se hayan difundido los nombres de los presuntos responsables, ni mucho menos las “h.” autoridades los hayan aprehendido, procesado y sentenciado.Muchos de los más célebres crímenes de la historia han quedado rodeados por sendos halos de misterio, y, en muchos casos, manchados por crímenes adicionales. De que León Toral asesinó a Álvaro Obregón, el 17 de julio de 1928, por ejemplo, no hay duda, porque aquél fue detenido inmediatamente. En cambio, los libros y artículos escritos sobre el asesinato del ex presidente norteamericano John F. Kennedy, el 22 de noviembre de 1963, forman verdaderas bibliotecas, especialmente por la duda de que Lee Harvey Oswald hubiera sido el típico “asesino solitario”. Algo semejante sucedió con el asesinato de Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994, la responsabilidad absoluta... y aun la identidad del presunto asesino Mario Aburto. El asesinato del cardenal arzobispo de Guadalajara, Juan Jesús Posadas Ocampo, el 24 de mayo de 1993, ameritó la creación de una “comisión interdisciplinaria” cuyas conclusiones fueron ruidosamente objetadas por algunos prominentes personajes de la política y el clero.-III-Otros crímenes recientes -el de un abogado en un céntrico estacionamiento de Guadalajara el pasado 6 de junio, y el de un hijo suyo cuando salía de un restaurante en la avenida La Paz, el lunes pasado- han sido relacionados por la prensa con el asesinato de Aristóteles Sandoval.El silencio de las autoridades se sostiene precariamente en la cuerda floja de “la secrecía de las investigaciones”: algo que, al menos hasta ahora, no pasa de ser un grosero eufemismo de la impunidad.jagelias@gmail.com
