Jueves, 18 de Abril 2024

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- Convicciones morales

Por: Jaime García Elías

- Convicciones morales

- Convicciones morales

Que períodos relativamente extensos, como la cuaresma, o considerablemente más breves, como la Semana Santa, que acaban de quedar atrás, se utilizaran, en los medios de comunicación, para incorporar algunas consideraciones relacionadas con los sucesos que esas fechas se evocan –la pasión y muerte de Jesús–, una de dos: o se veía con naturalidad, especialmente si no había otros temas que atrajeran la atención de articulistas y lectores… o se interpretaba, desde una perspectiva maliciosa, como “afán por reforzar el mito”: (“Repite una mentira mil veces y se convertirá en verdad”, reza el axioma de Joseph Goebbels, jefe de campaña de Adolfo Hitler).

Que, por contrapartida, en el presente se aprovechen esas mismas fechas para poner el acento en la tendencia de casi todas las sociedades modernas, y de los jóvenes más particularmente, a alejarse de la religión, sin transformarse por ello en detractores de ella ni en enemigos de los creyentes, se interpreta como consecuencia lógica del acceso que se tiene a la información, que desmonta mitos, y a una mentalidad racionalista, que aproxima a la verdad y rechaza los dogmas.

-II-

La tendencia a la secularización y el alejamiento de lo eclesiástico están demostrados por las estadísticas y por la experiencia. Desde aquélla, la Encuesta Social Europea señala que la mitad de los jóvenes europeos declara no tener ninguna religión. Desde ésta, el alejamiento social hacia las prácticas religiosas es particularmente acentuado entre los jóvenes. Las referencias a las multitudinarias prácticas devocionales de la Semana Santa (los viacrucis, el Lavatorio, las Siete Palabras, el Pésame, la Gloria…) son historia antigua.

En la época del internet, pocos jóvenes dan crédito a relatos como que el mar se abrió al conjuro del cayado de Moisés para que pasara “el pueblo escogido” en pleno, y luego se cerró para devorar a sus perseguidores egipcios (Éxodo, 14, 19); o que un hombre fue engullido por una ballena y tres días después salió de su vientre sano y salvo (Jonás, 1: 1-17); o que cuando Jesús expiró, “la tierra tembló, y las rocas se partieron, y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron” (San Mateo, 27, 51-52).

-III-

En el fondo del asunto, es probable que tenga validez lo que apuntaba mons. Carlo María Martini en sus diálogos epistolares con Umberto Eco (“¿En qué creen los que no creen?”): “Existen no pocas personas que actúan de manera recta (…) sin hacer referencia a un fundamento religioso (…), (pero) existen también personas que, a pesar de no creer en un Dios personal, han llegado a dar la vida para no desviarse de sus convicciones morales”.

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