¿De dónde nació en ti el deseo de ser activista?“Crecí en una familia muy vinculada con la acción social en Colima. Desde niño estuve rodeado de proyectos comunitarios y personas diversas. Por ejemplo, muchos de mis cumpleaños los pasábamos en albergues compartiendo pastel con niñas y niños que vivían ahí. En ese momento no siempre lo entendía o incluso me resistía, pero con el tiempo descubrí que esas experiencias me marcaron profundamente. Cuando te acercas de verdad a la desigualdad, ya no puedes ignorarla: se vuelve imposible fingir que no existe”.¿Cuáles son las causas que más te inspiran?“Mis causas han ido cambiando con el tiempo. Al principio trabajé mucho el derecho a la ciudad, que significa que todas las personas deberíamos vivir en espacios urbanos dignos, accesibles y seguros. Lo hice colaborando con colectivos locales y también como investigador en la ONU.Con el tiempo comprendí algo fundamental: la desigualdad, donde la mires, suele afectar más a las mujeres. Todas las personas pueden enfrentar violencia o discriminación, pero las mujeres lo viven con más gravedad y complejidad por cómo están diseñadas nuestras sociedades. Desde entonces, he enfocado mi trabajo en abrir caminos para que mujeres en distintas condiciones -migrantes, trabajadoras rurales, del hogar o cuidadoras- puedan acceder en igualdad de condiciones a la educación, al empleo y a sus derechos”.Cuéntanos un poco de tu camino, ¿cómo comenzaste y dónde has trabajado?“Empecé muy joven colaborando en proyectos comunitarios en Colima. Pasé algunos años fuera del país participando en iniciativas de acción social, y luego regresé a Guadalajara para estudiar urbanismo. Con el tiempo me especialicé en políticas públicas con enfoque de género, derechos humanos y migración.He trabajado en la ONU como investigador y representante juvenil en América Latina, y más de 10 años en la administración pública en Guadalajara y Jalisco, en el IMEPLAN y en la Secretaría de Igualdad. También he sido consultor para organizaciones como el Banco Interamericano de Desarrollo, OXFAM y CO-Impact”.Actualmente, ¿qué proyectos realizas?“Mi proyecto principal es coordinar los programas de la Fundación Marisa, que busca tejer redes de personas y organizaciones para reducir la desigualdad de género, especialmente en trabajo, cultura, deporte y cuidados familiares.También tengo Bravas Somos Todxs, que crea espacios seguros para hablar de discriminación por orientación sexual y promover el trabajo digno para personas LGBT.Además, soy consultor de organizaciones y empresas que quieren generar dinámicas más igualitarias y productivas. Esto incluye cosas prácticas como: ¿cómo hacer que un proceso de contratación o despido sea justo? ¿Cómo eliminar obstáculos para que las mujeres puedan desarrollar su talento? ¿Cómo crear equipos donde todos puedan aportar lo mejor de sí”.¿Qué actividades podemos hacer desde casa u oficina para promover derechos humanos?“Creo que es un error pensar que los derechos humanos son solo de especialistas: nos tocan a todas y todos. Incluso quienes tenemos privilegios tenemos que reconocer que hemos sido afectados por este sistema desigual. La igualdad no es solo “la lucha de las mujeres”, sino una forma de organizar la sociedad de manera más digna y segura para todos. Desde casa o la oficina podemos comenzar a cuestionar cuánto de lo que somos viene de lo que nos dijeron que “debíamos ser” por nuestro género. También podemos revisar nuestro lenguaje: expresiones como “corres como niña” deberían ser vistas como un elogio, no un insulto. Son cambios pequeños, pero que moldean un entorno distinto”.Hablaste del trabajo del hogar, ¿cómo podemos sumarnos y cuál es lo mínimo indispensable?“Uno de mis temas favoritos. Desde 2019, en México es obligatorio que las trabajadoras del hogar tengan contrato y seguro. Formalizar la relación laboral beneficia tanto a la trabajadora como a la empleadora: da seguridad, claridad y confianza para ambas partes. Además, profesionaliza una labor que sostiene la vida diaria y permite que las familias tengan más tiempo para otros asuntos. No es un gasto extra, sino una inversión en relaciones más justas y hogares más estables”.Sobre la igualdad de derechos, ¿cómo se trata con los hombres?“No es fácil. Primero debemos reconocer nuestras ventajas sociales y cómo los roles de género también nos afectan. En México, la mayoría de las muertes violentas son de hombres y más del 80% de los suicidios también. Esto está relacionado con enseñanzas que nos dicen que no debemos pedir ayuda o mostrar emociones. Hablar de igualdad con los hombres implica reconocer que la equidad también nos beneficia a nosotros, incluso puede salvar vidas”.¿Es complejo hablar de derechos humanos en nuestra sociedad o hay avances?“Sí es complejo, pero hay avances importantes gracias a personas y organizaciones que cuestionan y proponen cambios. En Jalisco, por ejemplo, se logró el primer programa estatal de cuidados en México, reconociendo que cuidar no es tarea exclusiva de las mujeres, sino responsabilidad de toda la sociedad y del Estado. Esto libera a muchas mujeres de cargas que limitaban su vida. Pero como decía Simone de Beauvoir: los derechos nunca están garantizados; hay que defenderlos siempre”.En educación e igualdad de género, ¿qué podemos hacer desde casa como mamás?●Evitar frases como “eso es de niñas o niños” y enseñar que no hay colores o juegos exclusivos de un género.●Repartir las tareas del hogar sin importar el género, para que los niños aprendan que cuidar y responsabilizarse es de todos.●Contar historias de mujeres y hombres que rompieron normas para inspirarles a crecer como personas libres.Coordinas los programas de Fundación Marisa, ¿qué hacen y cómo ha sido la experiencia?“En la Fundación creemos en el poder que tiene hacer redes y que es a través de las redes de apoyo como realmente puede suceder una transformación de los entornos. La Fundación no es una organización que se dedique a dar apoyo sino que generamos capacidades y redes para que las mujeres puedan decidir libremente sobre sus vidas.Uno de los proyectos más grandes es la campaña Cambia el Juego con el Gobierno de Jalisco, que reconoce la importancia que tienen las mujeres en el deporte y visibiliza sus historias”.¿Qué satisfacciones te ha dado este trabajo?“La mayor satisfacción es ver cómo lo que sé y puedo hacer ayuda a otras personas a crecer. Ver a una mujer del campo reconocer sus derechos, adquirir herramientas y convertirse en promotora de derechos entre sus compañeras, o ver a niñas en clases de box sintiéndose fuertes y valientes, me confirma que voy por buen camino”.¿Qué te falta hacer aún?“Esto es muy personal: Aprender a dejar de sentir culpa por descansar y estar más presente para la gente que quiero”.Libro: El Viento Conoce Mi Nombre de Isabel Allende.Admiras a: Dolores Huerta.Sueño: Ir a Galápagos y ver lo que inspiró a Darwin.Película: Papá por Siempre.Hobbie: Cuidar mis plantas.CP