Cada vez son más las investigaciones que revelan hasta qué punto puede ser perjudicial el exceso de consumo de azúcar en las infancias. Un estudio reciente, publicado en la revista Science en 2024, revela que los peligros persisten hasta la edad adulta, y que la hipertensión y la diabetes de tipo 2 son más frecuentes en los adultos expuestos a un mayor consumo de azúcares añadidos a edades tempranas.Aunque el exceso de azúcar también perjudica a los adultos, parece ser especialmente problemático a una edad en la que se están formando las preferencias alimentarias. “Si has estado expuesto a alimentos dulces a una edad temprana, es probable que los prefieras durante toda tu vida más que alguien que no lo ha estado”, dice Tadeja Gracner, científica de la Universidad del Sur de California.El azúcar está presente de forma natural en algunos alimentos, como la fruta, pero a menudo se añade durante el procesado o la preparación. Autoridades dietéticas para los niños mayores de dos años recomiendan el 10% de calorías en azúcares añadidos, mientras que la Organización Mundial de la Salud sugiere el ideal de menos del 5% de calorías totales.Reducir el consumo infantil es todo un reto: aparece en refrescos, cereales de desayuno, muchos alimentos procesados y aperitivos de sabor salado, e incluso en alimentos infantiles. Que los niños y los dulces son una combinación natural, está tan aceptado que en algunas consultas de pediatría se reparten caramelos.Investigaciones señalan que el consumo excesivo de azúcar también afecta a la salud de los niños cuando aún son pequeños.En un informe científico publicado en diciembre, un comité gubernamental encargado de actualizar las directrices sobre nutrición concluyó que exponer a los niños y adolescentes a menos bebidas azucaradas y aperitivos (junto con menos aperitivos salados y menos carnes rojas y procesadas) está “asociado con un menor riesgo de obesidad”.El exceso de azúcar añadido también está relacionado con el aumento de la diabetes infantil de tipo 2. Esta “enfermedad de adultos” afecta ahora a casi 50 mil niños.Los estudios demuestran que cada ración diaria de ocho onzas de bebidas azucaradas que consumen las infancias y los jóvenes se asocia a un aumento del 34 % de la resistencia a la insulina.Por el contrario, los altos niveles de insulina disminuyeron después de solo nueve días, cuando los investigadores redujeron la ingesta de azúcar en 43 niños afrodescendientes y latinos con obesidad al 10 % de su dieta. Esos mismos niños también vieron cómo su grasa hepática disminuía significativamente tras la reducción.Otros efectos sobre la salud de los niños que consumen demasiado azúcar son que las niñas tienen su primera menstruación antes que los demás y un mayor índice de caries.Una cosa que no hace el azúcar es volver hiperactivos a los niños, una teoría muy extendida hace décadas, pero puede provocar otros problemas cognitivos. Un estudio realizado en ratas adolescentes macho descubrió alteraciones de la atención y un aumento de la impulsividad en las que habían recibido mucha fructosa cuando eran bebés.Cuando adultos jóvenes consumieron diversas cantidades de azúcar en bebidas azucaradas durante dos semanas, los que obtenían el 25 % de sus calorías diarias como azúcar añadido, experimentaron los mayores aumentos de grasa hepática y niveles de colesterol en sangre; pero el problema también apareció en personas que consumían solo el 10 %.“Me sorprendió ver diferencias en ese grupo”, afirma Kimber Stanhope, bióloga nutricional de la Universidad de California en Davis, que dirigió la investigación. La experta cree que los resultados serían similares para la mayoría de los niños, excepto para los que son extremadamente activos físicamente, pues su organismo podría utilizar el azúcar como fuente de energía.El jarabe de maíz es rico en fructosa y se encuentra en la mayoría de las bebidas azucaradas, así como en muchos alimentos ultraprocesados. Este ingrediente parece especialmente problemático para el hígado, advierte Stanhope, debido a que una enzima limita la cantidad de glucosa que puede enviarse al órgano de una sola vez, pero no existe la enzima correspondiente para la fructosa. Cuando entra tanta a la vez, “gran parte acaba almacenándose en forma de grasa en el hígado”, sostiene.Reducir el consumo de azúcares añadidos de un hijo es difícil. Según Joshua Tarkoff, endocrinólogo pediátrico del Nicklaus Children's Hospital de Miami, existen algunas medidas importantes que pueden adoptar los padres para reducir el consumo de esta sustancia.Es útil cuando te das cuenta de que el azúcar recibe docenas de nombres en las listas de ingredientes:La colocación de simples advertencias gráficas en las bebidas azucaradas reduce las compras de los padres en un 17 %, según estudio, pero mientras tanto, centrarse en determinados tipos de alimentos podría ayudar a los padres a sortear los dilemas del azúcar. Las galletas y los caramelos son obvios, pero también hay otros alimentos cargados de azúcar añadido.“Si toman zumo en el desayuno, leche con chocolate en la merienda, gaseosa después del colegio y refresco en la cena, tienen cientos de calorías, y no se sienten saciados”, explica Tarkoff. No te fíes de las etiquetas que indican que un zumo es 100% natural o que tiene un alto contenido en vitamina C, ya que, según los estudios, inducen a los padres a pensar que la bebida es menos perjudicial de lo que es.Los cereales envasados de desayuno son en realidad “un postre semilíquido”, dice Tarkoff. Optar por avena natural con fruta puede reducir el azúcar por la mañana.“La naturaleza hizo que el azúcar fuera difícil de conseguir; los humanos lo hicieron fácil”, dice Tarkoff. Los alimentos procesados pueden ser cómodos, pero cuantos más alimentos integrales y comidas caseras coma un niño, menos azúcar consumirá inevitablemente.“La gente puede volverse adicta al consuelo que le proporciona su comida favorita rica en azúcar”, una mentalidad que puede empezar en la infancia, dice Stanhope.Aun con toda esta información y con todas las recomendaciones de las y los profesionales, restringir por completo los azúcares añadidos no es realista.Durante los primeros años de vida de un niño, los padres son los guardianes de la nutrición: “El objetivo es intentar enseñar a los niños límites: cuándo comer azúcar y cuánto”, sostiene Gracner.Con información de National Geographic.* * * Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsApp * * *FF