Los perros utilizan el olfato como su principal herramienta de comunicación. A través de los aromas, marcan territorio, identifican a otros animales y hasta expresan su estado de ánimo. Por eso, ciertos olores en el entorno funcionan como estímulos que los invitan a orinar en lugares específicos.Cuando un perro orina en la calle o en casa, no solo está vaciando su vejiga: también está dejando un rastro químico que contiene información sobre su edad, sexo, salud e incluso su jerarquía social. Otros perros, al olfatear ese rastro, lo interpretan como una especie de “mensaje” que les genera la necesidad de responder orinando encima.Si se busca educar al perro, estos olores pueden aprovecharse colocando atrayentes caninos (productos diseñados con feromonas sintéticas) en sitios donde se desea que hagan sus necesidades. De la misma forma, si no se quiere que orinen en ciertos lugares, es recomendable limpiar con productos enzimáticos que neutralicen por completo el olor, evitando que lo asocien como zona de marcaje.BB