Como parte de la primera edición del Premio de Cine Socio-ambiental, que a partir de este 2022 deja de ser muestra y es integrada a las competencias oficiales del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), los cineastas Diego Luna y Jorge Gutiérrez participaron virtualmente en el conversatorio “‘Agua’, cine y el día después”, que fue moderado por Eduardo Santana, director del Museo de Ciencias Ambientales de la Universidad de Guadalajara, con la participación de la productora y documentalista Gabriela Loaria, y la activista en derechos humanos María González, integrante de Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario A.C., para charlar sobre el cortometraje animado a “Agua”.Diego Luna reafirmó su postura en cómo el cine es una herramienta de cambio, sin embargo, resaltó la importancia de empezar a ofrecer nuevas narrativas e historias que tengan el potencial para activar al espectador y genere la empatía para comprometerse ante la situación o contexto expuesto en la pantalla.“Contamos historias y pensamos que hay muchas problemáticas donde lo que hace falta es cambiar la narrativa para llegar a públicos más profundamente, que las historias nos cuenten eso que necesitamos escuchar para activarnos, de eso se trata, cómo hacemos que la gente se comprometa, que después de la curiosidad pase a la acción”.Luna enfatizó como como desde la asociación “El día después” se han impulsado proyectos como el cortometraje “Agua”, pero sobre todo, resaltó que la clave de estas iniciativas exploradas desde el arte también radican en las campañas y vínculos que se establecen con organizaciones y personas expertas en el tema y también inmersas en otros campos para llegar a más públicos y el mensaje, en este caso, sobre la crisis del agua que se vive, se replique sin depender de plataformas, festivales o salas tradicionales de cine.“Hacemos estos cortos porque creemos que la información ha estado ahí mucho tiempo, sin embargo, parece ya no conmovernos, no activarnos, parecemos indiferentes, normalizar la violencia, los abusos, la impunidad, normalizar las diferencias de la desigualdad, de pronto una historia íntima y personal nos hace cambiar de opinión, volvernos más sensibles y empáticos”.La activista y defensora María González, recordó cómo desde organismos como el Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario A.C., se ha brindado acompañamiento y vinculación con comunidades indígenas y territorios afectados por la crisis de agua, indicando que proyectos impulsados también por “El día después” permiten entender la complejidad del problema, al recordar, por ejemplo, que de acuerdo a la ONU, dos mil 200 millones de personas en el mundo no tienen agua, en tanto que en México son 12 millones de personas no tienen agua en sus hogares.“Este cortometraje es un llamado a la acción que podemos hacer todos y todas, pero también es una alerta, aquí es importante compartir lo que los gobiernos no nos dicen, lo que las empresas nos ocultan a las personas, a la gente que habitamos esta ciudad, en México, en el planeta. Estamos viviendo una emergencia climática, una emergencia hídrica, una crisis en el planeta en materia de agua”.MF
