Con dificultad para mover sus piernas por una poliomielitis que la aquejó desde recién nacida, María Rafaela Becerra ha enfrentado una doble lucha: tener un trabajo que le permita sacar adelante a su madre y a sus tres hijas, y ser reconocida en un entorno social que todavía discrimina a las personas con discapacidad.Ella forma parte de las 36 personas que viven con esta condición y que trabajan en Grupo Urrea, una de las 78 empresas jaliscienses vinculadas al Programa de Inclusión Laboral del Desarrollo Integral de la Familia (DIF) durante 2017. Casi todos colaboran como almacenistas y operadores. En lo que va de la administración de Aristóteles Sandoval, el DIF ha vinculado mil 33 personas con alguna discapacidad física. En 2017 fueron beneficiadas 154.Además, de acuerdo con el Servicio Nacional del Empleo (SNE), 27 mil personas con discapacidad y adultos mayores consiguieron empleo mediante el Programa “Abriendo Espacios” entre 2015 y 2017. Este indicador coloca a Jalisco en la primera posición a nivel nacional.Desde 2015 fueron empleadas cinco mil 686 personas con discapacidad en el Estado. El director del SNE, Gilberto Ortega Valdés, destacó que el promedio salarial va desde los cuatro mil 500 pesos hasta los 12 mil 500. Pueden trabajar como agentes de telefonía, auxiliares de limpieza, vendedores, vigilantes, operarios de producción, ensambladores, cajeros o mecánicos.Sin embargo, la encargada de Coordinación de Valoración de Habilidades y Aptitudes para la Inclusión Laboral del DIF Jalisco, Norma Alejandra López García, aseguró que la falta de una ruta o medio de transporte adecuado o cercano al lugar de trabajo es una dificultad para este sector.“El nivel académico o la actitud son algunos motivos de rechazo de empresas a trabajadores. Hay despidos o la gente se sale del trabajo porque no había un camión que los dejaba cerca o no les gustaba la ruta”, acentuó la funcionaria.De las 36 personas con algún tipo de discapacidad que laboran en Grupo Urrea, 25 tienen problemas auditivos. Fabiola Soria, madre de dos hijas, de 18 y 19 años, se entiende con sus compañeros de trabajo mediante lenguaje de señas y lectura de labios. Tanto los empleados como los supervisores han aprendido a comunicarse con ella y la hacen sentir integrada.“Mi familia me pregunta cómo me va en el trabajo, y yo les digo que me siento muy bien. Con lo que gano compro mi ropa y mi comida para alimentar a toda mi familia, y gracias a ello yo trabajo muy a gusto”, comentó Fabiola con el apoyo de una traductora de señas y su supervisor Luis Armando Reynoso, quien tiene a su cargo a otros seis trabajadores silentes.“Para mí fue un reto personal y algo novedoso enseñarme y entender el lenguaje de señas”, dijo Reynoso. “Me ha dejado mucho aprendizaje. No ha sido fácil, pero es muy interesante porque ya sabemos cómo atenderlos y ayudarlos de la mejor manera posible”.Aunque en su trabajo se siente estimada y respetada, María Rafaela Becerra, quien tiene dificultad para mover sus piernas por una poliomielitis que la aquejó desde recién nacida, consideró que aún existe discriminación en la calle y en espacios públicos como el transporte, donde no se respetan los espacios asignados para las personas con discapacidad. A futuro, María quiere poner una tienda de abarrotes para ya no moverse tanto y vivir de un negocio propio. Por su discapacidad, sólo puede trabajar sentada y sin cargar objetos pesados.*Hasta noviembre de 2017 Fuente: SNE Jalisco.La encargada de la Coordinación de Valoración de Habilidades y Aptitudes del DIF Jalisco, Norma Alejandra López García, señaló que los empresarios jaliscienses muestran mayor interés en contratar a personas con discapacidad auditiva por sobre otra discapacidad (motora e intelectual).“Ellos mismos nos los piden, porque como no se distraen, pueden hacer cualquier actividad y trabajan muy bien. Casi no tenemos vacantes para invidentes, porque tampoco nos piden, pero ahorita tenemos un nuevo programa que nos está abriendo espacios para integrarlos”.Los solicitantes de un empleo a través del sistema del DIF deben obtener una cita, pasar por una entrevista y pruebas para conocer sus aptitudes antes de someterse a otra evaluación para contar con el certificado VALPAR, que mide las habilidades y destrezas digitales.“Tenemos talleres vivenciales para sensibilizar a empleados, trabajadores y ejecutivos, porque todavía existen muchos tabúes y no saben cómo tratarlos. Nos ha tocado con empresarios que dicen que deben distinguirlos con alguna vestimenta, pero hay que tratarlos de igual a igual”, remató la funcionaria.José de Jesús Gutiérrez (académico de la UdeG)Para el coordinador de Extensión del Departamento de Clínicas de Salud Mental de la Universidad de Guadalajara (UdeG), el panorama laboral para las personas con discapacidad se vuelve más oscuro por la falta de escolaridad y capacitación en el trabajo.“Las personas tienen en promedio no más de cinco grados de escolaridad. Los de escolaridad más baja son los silentes o con discapacidad auditiva, con dos o tres grados... lo cual los pone en una situación limitada para incorporarse a los trabajos”.Gutiérrez destacó que a esto se añade la baja calidad del empleo y la falta de prestaciones. “Lamentablemente, muchos de los empleos que se les ofrecen no poseen mucha seguridad económica”.Aunque el experto reconoció que en Jalisco ha habido más apertura por parte de empresas para incorporar personas con discapacidad en su planta laboral, afirmó que en general los programas y acciones de inclusión no son muy contundentes o consistentes para garantizarles el acceso al trabajo.En 2017, 78 empresas ofrecieron vacantes laborales a personas con discapacidad mediante el Sistema de Inclusión Laboral del DIF Jalisco, principalmente puestos operativos, de almacén, de vigilancia y de oficina.Esto representa una reducción respecto a años pasados. En 2016, fueron 86 las compañías; en 2015, 94, y en 2014, 114.Aunque aceptó el esfuerzo de la iniciativa privada en incluir a las personas con discapacidad en sus plantillas laborales, todavía hay empresas que cierran la puerta o no quieren formar parte del programa del DIF, señaló Norma Alejandra López García, encargada de la Coordinación de Valoración de Habilidades y Aptitudes de la institución.Entre las que aceptan a miembros de este sector hay algunas de la industria electrónica, alimenticia, de limpieza, maquiladora y supermercados.“Nosotros como DIF valoramos, promovemos, integramos, pero no tenemos la última palabra, esa es de la empresa. Si pasa todos nuestros filtros y sale bien en las pruebas, pero allá a lo mejor no pasa los filtros de las empresas”, afirmó López.
