En aquellos años mozos, el Estadio Jalisco era su teatro de los sueños. Ahí tuvo muchas de sus mejores interpretaciones y Omar Bravo entendió que no había mejor lugar para decir adiós que el viejo inmueble de la Colonia Independencia. “Aquí empecé, aquí termino”, dijo en algún momento.Invitó a sus mejores amigos, a su compadre de correrías y de pases para gol, a sus formadores, al agente de toda su carrera y a su familia. Apretó los dientes más de una ocasión y en un algún momento decidió que no podía más y dejó que las lágrimas fluyeran.Se aferró a Liam, le ofreció disculpas a Pammela por los continuos cambios de domicilio, y le agradeció a su esposa por acompañarlo en esa travesía de equipos y en esa montaña rusa de emociones.No se cobijó en la directiva actual para hacer el anuncio más importante de su carrera, pero tampoco mordió la mano que le dio de comer.Omar fue Bravo hasta el último día de su carrera. Así que ayer no podía ser la excepción.Aunque tenía tiempo sin jugar, Omar Bravo esperó hasta estar completamente seguro para anunciar su retiro. “No estoy emocionado, estoy triste”, dijo cuando tomó la palabra, luego de una introducción de José Luis Real, el hombre que más lo conoció en Chivas. “Ha terminado esta etapa para mí, se acabó. No es fácil, dejé pasar tiempo porque quería tener certeza de que fuera real. Hay que saber reconocer cuando ya no das más”.Omar reconoció que espera un partido de despedida. “Es un deseo que tengo, hay que acomodar muchas cosas que a mí me rebasan, pero estoy en toda la disposición”.Bravo tuvo una oferta de Leones Negros para permanecer activo, pero el atacante declinó porque su decisión de retirarse estaba tomada. Ahora toma el curso de director técnico.