Martes, 03 de Diciembre 2024

Los Reyes Magos navegan por Cajititlán

Una de las tradiciones más bellas de Jalisco se encuentra a la vuelta de la esquina
 

Por: El Informador

Los Reyes Magos, listos para salir a la laguna. EL INFORMADOR/F. Atilano

Los Reyes Magos, listos para salir a la laguna. EL INFORMADOR/F. Atilano

Mucha tradición, mucho color y por encima de todas las cosas, enorme fe. Pocos países demuestran tanto fervor por los Reyes Magos como el nuestro, y es todavía más notable que una de las regiones donde se vive con mayor intensidad la devoción por estos monarcas del Oriente esté aquí, en Jalisco, justo en la laguna de Cajititlán (Tlajomulco).

El Día de los Reyes Magos sabe muy distinto en Cajititlán. Es el día en que el pueblo y la laguna del mismo nombre reciben a sus patrones. Donde el camino que lleva a la Basílica de los Reyes se pinta de colores, tapizado por caravanas de fieles que piden o agradecen los milagros.

Lo anterior deja claro que el 6 de enero se vive de forma muy especial en esta ciudad. La gente se llena de un fervor muy especial que se inculca desde la infancia. Basta pasear por las calles de Cajititlán para ver las decenas de niños caracterizados como Melchor, Gaspar o Baltazar.

La fiesta en honor a los Reyes Magos vivirá su cenit a partir de este fin de semana—aunque la celebración arrancó desde el 30 de diciembre—, cuando las calles de Cajititlán se llenan de artesanos y maestros de la cerámica, la madera y el barro, quienes ofrecen a los lugareños y turistas diversos tipo de recuerdos y objetos relacionados con el culto a los tres monarcas.

En punto de las 09:30 horas del 7 de enero, los creyentes suben las figuras de los Tres Reyes a lanchas especialmente decoradas, y es sobre ellas que navegan las usualmente mansas aguas de la laguna. Tras esto, la celebración prosigue con una procesión por las principales calles de la ciudad (donde abundará la música y los antojitos), misma que remata con una solemne misa en la Parroquia.

La historia detrás de las figuras

Tan fascinante como las fiestas que en su honor de ofrecen en Cajititlán, es la historia que guardan las tres figuras de los Reyes Magos, donde se mezcla el arte, la suerte e incluso la tragedia.

Para conocer lo que hay detrás de ellos hay que remontarnos a los años posteriores a la Conquista. Melchor, Gaspar y Baltazar fueron labrados en madera de mezquite en 1587, como parte de la evangelización en la zona Occidente del todavía inhóspito reino de la entonces Nueva España.

De acuerdo al gobierno de Tlajomulco, las estatuas de los Tres Reyes Magos comenzaron a ser veneradas en “Caji” en la parroquia erigida en su honor desde 1770, convocando año con año a los habitantes de comunidades cercanas, quienes organizaban grandes fiestas en su honor. 

Aunque objetos de veneración, no han estado exentos de sufrir accidentes, como el sufrido un 6 de enero 1905. Ese día, tras recorrer la laguna, los reyes fueron llevados a su parroquia. Estando dentro, una vela cayó y provocó un incendio, que si bien fue controlado, alcanzó a dañar las imágenes. El padre de aquella época, Tiburcio Lozano, cambió las esculturas por unas nuevas, lo que provocó que la devoción de los habitantes disminuyera.

Pero esta historia tiene un final feliz y curioso. Sucede que en 1932 un hormiguero infestó la sacristía de la Parroquia. El padre encargado de aquellos años era Rosario Gutiérrez, quien tuvo que llamar a un albañil para que se hiciera cargo de los insectos, que ya se habían convertido en una plaga.

El albañil comenzó a escarbar para encontrar el origen del hormiguero y fue en esa tarea que dio con los reyes originales, que fueron restaurados por las hábiles manos del padre Rosario. Así, Melchor, Gaspar y Baltazar volvieron a su lugar y con ellos la fe de los pobladores.

¿De dónde vienen?

A pesar de que los Reyes Magos forman parte de la tradición católica y son objeto de veneración, en la Biblia hay poca información sobre ellos. De hecho, se les dedican apenas un par de renglones en el Evangelio de Mateo, donde no se menciona ni su número, ni sus nombres, aunque se especifica que llegaron con tres regalos para el recién nacido Jesús: oro, incienso y mirra.

Lo que sabemos por la leyenda es que venían de oriente, aunque en eso no todos están de acuerdo. Algunos investigadores han establecido que uno era Europeo, otro de Persia y uno más de África, aunque no hay consenso sobre esto (incluso se ha sugerido que habría llegado de España, Babilonia o India). 

Fue hasta el Siglo V cuando el Papa León estableció que eran tres reyes, mientras que en el VI se les asignaron los nombres de Melchor, Gaspar y Baltazar.

Tras esto, a los Reyes se les han ido agregando más atributos. Se estableció que Melchor que montaba un caballo, Gaspar un elefante y Baltazar un camello. Que no eran magos, sino sabios (aclaración pertinente tomando en cuenta que la magia es severamente amonestada en la Biblia), y que incluso sus restos se encuentran enterrados en la Catedral de Colonia, Alemania, en un magnífico relicario de oro en forma de sarcófago triple.

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