Un doodle altamente creativo

GUADALAJARA, JALISCO (25/JUN/2013).- El buscador Google, en el día de hoy, presenta homenaje a una de las personalidades más brillantes de la arquitectura: el arquitecto catalán Antonio Gaudí, modificando su logotipo en un magnífico doodle que presenta aspectos de varias de sus obras, de excepcional concepto y originalidad incuestionable.

Antonio Gaudí nació el 25 de junio de 1852 en Reus, Tarragona. Su visión sobre la arquitectura se vio influida por el concepto de que en la naturaleza no existen las líneas rectas ni los bordes afilados, de manera que sus obras se rigieron por este concepto.

Poco comprendido en su momento, juzgado como misógino, hombre retraido, de origen humilde y de gran modestia, Gaudí no se sentía cómodo en la alta sociedad de su época. Como artista sin embargo, la burguesía de Barcelona, ciudad donde se realizaron la mayoría de sus obras, le buscaba o le rechazaba, pero no era indiferente a su calidad y sus conceptos. Hoy, a 161 años de su nacimiento, su obra sigue siendo controversial, admirada por muchos, criticada por otros.

En la ciudad española de Barcelona se encuentran muchos de sus desarrollos arquitectónicos, siendo los más notables la catedral de la Sagrada Familia, la casa Milá, conocida como "La pedrera" y muchas más. El criterio sobre el retorno a los origenes como base de la originalidad, dejó como fruto un concepto que muchos identifican como sueños realizados en piedra, otros como una fantasía desbordada que reta a todo lo imaginable en construcción, decoración y empleo de la forma en el entorno humano.

A 161 años de su nacimiento, Gaudí sigue siendo admirado, criticado, venerado, rechazado, propuesto para beatificarse y estudiado por miles de personas alrededor del mundo. Eso es precisamente la huella que deja en el mundo y por la que se identifica a un verdadero genio, un innovador y alguien que con valentía elaboró sus oraciones de piedra y las elevó al cielo, mas allá de la crítica, la incomprensión o la alabanza de sus contemporáneos y de los que llegamos a este mundo cuando ya su obra le había transformado el rostro para siempre.


EL INFORMADOR / ADRIÁN CASTAÑEDA FONSECA