Viernes, 10 de Octubre 2025
Suplementos | Entre figuras y recuerdos

Tradiciones que perduran

Durante 76 años, Rutila Ortiz ha dedicado horas y horas de su vida en hacer lo que más le gusta: poner su nacimiento

Por: EL INFORMADOR

Rutila Ortiz junto al Nacimiento que luce en su jardín. A. CAMACHO  /

Rutila Ortiz junto al Nacimiento que luce en su jardín. A. CAMACHO /

GUADALAJARA, JALISCO (11/DIC/2010).- En los ojos de doña Rutila Ortiz, no se notan los 84 años que asegura tener; su espíritu, alegría y carisma, la hacen parecer una pequeña que se ilusiona con la llegada de la Navidad; sin embargo, esa emoción no se debe a las posadas, tampoco a los regalos, ni a los dulces buñuelos que se acompañan por aquel ponche que quita el aliento. Lo que Rutila espera con ansias año tras año, es la oportunidad de montar su Nacimiento.

Desde los ocho años, “Rut”, como le gusta que la llamen por coincidir con un nombre de la biblia, vivió la “hermosísima tradición” de poner un nacimiento. Aquella costumbre viene de sus antepasados, aunque confiesa no estar segura del momento en que se comenzó a transmitir.

“Es una herencia de mis antepasados: de los abuelos de mis abuelos, o sabrá Dios desde dónde, no lo sé decir”, asegura.

Sus papás fueron una importante motivación, pues cuando descubrieron que aquel gusto era tan fuerte y que con tal de poner un Nacimiento Rutila hacia sus propias figuritas de parafina, su padre comenzó a llevarle cada vez más personajes.

Cuando su papá murió, la tristeza fue tan grande que Rutila pensó que ya no podría continuar con la tradición. Sin embargo, decidió ver el deceso como una oportunidad para tenerlo presente siempre.

Con el paso de los años hizo, resanó y extravió figuras, algunas bíblicas (de las más difíciles de conseguir), montó nacimientos en la parroquia de su natal Tarímbaro, Michoacán, ganó concursos e inculcó a sus hermanos y sobrinos, el gusto por realizar esta actividad que evoca el verdadero significado de la Navidad, el Nacimiento del Niño Jesús.

Más tarde, cuando Rutila llegó a Guadalajara con su esposo Pedro, quizá sin los dotes de un arquitecto, pero sí con la visión de quien recrea parte de la historia católica en su jardín, diseñó su casa de tal modo que su Nacimiento pudiera tener un amplio espacio para lucir cada año. Hace ya 31 navidades de esta nueva etapa.

Hasta 2009, “Rut” se bastaba por sí sola para montar el Nacimiento que abarca un espacio de cerca de 25 metros. Sin embargo, por cuestiones de salud, este año requirió la ayuda de sus sobrinas. Con su pasión intacta y la alegría que la caracterizan, ni su enfermedad, ni su edad, ni los contratiempos han podido hacer que esta tradición -que parece personal pero que cada día llega a más personas- termine. 

“Siempre me sobraba energía. Este año una de mis sobrinas, que notó que yo estaba enferma, me ayudó. Lavamos figura por figura, ya que estuvieron limpias, dos de mis ahijados retocaron la pintura”.

Rutila cree que esa fuerza que le permite llevar hasta el jardín figura por figura, es un regalo del cielo y dice se debe a que a “Diosito le gusta ver el Nacimiento terminado”.

“Nunca, ni cuando estoy muy enferma como en este año, he pensado en no ponerlo. Si siento que ya no puedo, le digo al niñito Dios ‘mira, esta viejita ya no puede, ¿qué hago, me das fuerza para seguir o dejo todo el tiradero ahí?’ Hasta ahorita, me ha permitido terminar.

Un legado para compartir

Su objetivo es dar a conocer la historia del nacimiento del niño Jesús, transmitir las tradiciones y compartir con todos aquellos que vivan de manera tan arraigada y típica, el espíritu de la navidad.

Todo lo que hay aquí en el jardín, dice mientras señala el nacimiento “es tuyo, es de todo aquel que lo quiera conocer. Todo lo que hay allá, dentro de la casa, también lo puedo compartir, menos a mi Pedro, que ése sí es mío”.

La risa de su marido, y ayudante constructor del Nacimiento, es inevitable. Don Pedro la mira y luego vuelve la vista al Nacimiento, parece que aquella obra está tan albergada en su corazón como su querida esposa.

Hoy, Rutila no sabe si cuando ella falte su marido Pedro seguirá con la tradición, lo que sí es seguro es que hasta el momento, él ha cumplido con lo que prometió cuando se casaron: ayudarle a poner las bases para su creación de cada año.

Regalos para el Niño Dios

Año con año, los visitantes que llegan para conocer el Nacimiento no sólo se asombran con el talento y la pasión de esta incansable mujer, además buscan colaborar para hacer crecer la bella tradición navideña.

Algunas personas llevan figuritas para Rutila, aunque ella asegura son regalos para el Niño Dios y ésas son particularmente especiales. “Uy, ésas que le traen al niño, las conservo como cosa bendita” asegura con voz decidida y fuerte.

“No importa si se está despintando, o si un borreguito no tiene patas, todos los regalos los vamos resanando, si se puede, y luego les busco un lugarcito. Un niño, cuando recién empezamos a poner el Nacimiento en esta casa, me trajo una campanita para que se la colgara a un borreguito y a la fecha, en alguna partecita está el v con su campana”.

PARA SABER

*Rutila tarda tres meses en poner su Nacimiento, y la fecha límite para tenerlo listo es el 15 de noviembre.
*Para evitar que las figuras choquen mientras las lleva en sus manos, “Rut” entra a su casa, toma una pieza, la lleva, la coloca en su lugar y luego vuelve por la siguiente. Así, una a una.
*Las primeras lluvias del año son su tan esperada señal. Es entonces cuando saca las casitas y las pone a “lavar” con las tormentas. Luego las deja al Sol, las limpia y comienza el montaje.
*Pese a que cada año se lo preguntan, asegura que jamás se le ha ocurrido contar cuántas figuras componen su Nacimiento, aunque como dicen por ahí, “a ojo de buen cubero” Rutila calcula unas 500.
*Los personajes bíblicos se los hace un alfarero, esos no se consiguen con facilidad.

VISÍTALO

Calle Enrique Olavarría y Ferrari,
esquina con Bernal Díaz del Castillo.
A espaldas de la Clínica 14

Para disfrutar
Nacimiento gigante

Otra tradición –familiar- navideña, pero gigante, puede disfrutarse en la calle La Calma 81-A, en el fraccionamiento Las Fuentes, donde desde hace 21 años, Miguel Barredo se da a la tarea de poner un nacimiento con figuras de 1.10 metros de altura.

Los castillos de los Reyes Magos, el pesebre, el desierto y otros paisajes, son ambientados con sonidos, iluminación y un sinfín de elementos que te sumergen en una época y lugar diferentes.

Los animales de verdad, como borregos, ponys, becerros, patos y chivas, realzan aún más este nacimiento de gran tamaño.

Para Miguel, esta tradición es muy importante y asegura que hasta que Dios le dé vida seguirá con su trabajo cada año. Además, algo de lo que más le emociona es ver a quienes, desde niños, llegan a ver el nacimiento y luego, ya como adolescentes o adultos siguen yendo año con año.

En el transcurso de dos meses, las figuras van tomando posición a lo largo del espacio. Miguel se deja ayudar por sus sobrinos y demás miembros de la familia que quieren colaboran en este tradicional acto que alegra la época.

EL INFORMADOR/ ALEJANDRA JIMÉNEZ

Tapatío

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