GUADALAJARA, JALISCO (10/SEP/2017).- Algunas cosas parecen estar unidas por un lazo tan invisible como indestructible, como si el destino hubiera decidido que una no se puede concebir sin la otra. Por ejemplo, es imposible imaginar qué sería de Jalisco sin Guadalajara. Pero, ¿sabías que la Perla tapatía no siempre ha encontrado asentada en el Valle de Atemajac? Y vamos más lejos, ¡alguna vez estuvo en Zacatecas!Nochistlán, uno de los Pueblos Mágicos de México, presume su enorme belleza con profundas raíces culturales y espléndida arquitectura. Pero también fue la primera Guadalajara. Fundada en 1532 por los conquistadores castellanos, parecía ser el lugar ideal para crear una ciudad, con buen clima, tierra y bellezas naturales. Pero eso mismo pensaban los caxcanes y zacatecos, pueblos indígenas que hicieron imposible que este asentamiento se consolidara. Luego del episodio bélico conocido como la Guerra del Mixtón, los españoles decidieron llevarse a Guadalajara a otro lugar, aunque jamás renunciaron del todo a Nochistlán.Durante el virreinato, Nochistlán prosperó como un poblado dedicado principalmente a la minería, la agricultura y la ganadería, siendo las dos últimas actividades parte de la identidad actual de sus pobladores, quienes son orgullosos de sus raíces, y al mismo tiempo, excelentes anfitriones.El legado de la Nueva España también está presente en este bello destino a través de una de sus construcciones más célebres: la Parroquia de San Francisco de Asís, magnífica edificación en cantera que domina el horizonte de este Pueblo Mágico desde el siglo XVII. Su sobria fachada da pie a un interior esplendoroso.Uno de los mejores momentos para descubrir el color y la fiesta en Nochistlán es durante sus fiestas patronales, que se celebran el 4 de octubre. Si bien sus habitantes son devotos a San Francisco, también se rinde profundo culto a la virgen peregrina de Toyahua, figura clave en la evangelización de la región.Un paseo por Nochistlán debe incluir siempre el Jardín Morelos, con su quiosco de cantera gris y rodeado de bellos fresnos. Aquí está la loza que recuerda la primer fundación de Guadalajara y también una estatua de Francisco Tenamaxtle, líder caxcán que encabezó el levantamiento indígena que dio pie a la Guerra del Mixtón.Una de las delicias culinarias que ofrece Nochistlán (además de los antojitos mexicanos tradicionales), son sus nieves de sabores. Compra una en el mercado municipal y disfruta de su frescura a los pies del Templo de San José, con una asombrosa arquitectura con toques góticos y mudéjares, lo que le da un aspecto único.Al terminar el paseo no sería extraño que te sientas como en casa. O quizás que ya conocías Nochistlán. Puede que ese lazo que una a este pueblo con Guadalajara también esté conectado con tu corazón.Lleva tus maletasSi decides hospedarte en Nochistlán, puedes elegir el Hotel Plaza (González Ortega 9, zona Centro). Pide informes al teléfono 01 346 713 3240.
