Suplementos | Los servicios clandestinos en la metrópoli Robins Hood del internet Aseguran que conectan el celular de sus clientes a redes internacionales, ofrecen 3G por un único y módico pago Por: EL INFORMADOR 2 de marzo de 2013 - 20:05 hs Pásele. Ellos ofrecen internet “gratis” en los celulares, están en el Centro de la ciudad y se anuncian con cartulinas de colores fluor / GUADALAJARA, JALISCO (03/MAR/2013).- Internet gratis en su celular, amigo? La oferta es atractiva para algunos. Se detienen a analizarla. ¿Será verdad lo que este fulano dice? Leen el letrero a sus pies. Apostados en aceras estratégicas del Centro Histórico tapatío, anuncian sus servicios de conexión a la red en cartulinas de colores fluorescentes, principalmente. Algunos hasta tienen tarjetas de presentación. Alto y bien parecido, Manuel levanta el brazo en dirección al peatón y posible cliente, como para captar su atención. Acostumbra estar en la Calle Colón, esquina Juárez, afuera de un restaurante de comida rápida. Los de Inspección y Vigilancia del Ayuntamiento de Guadalajara conocen al corredor peatonal como la “alfombra roja”, quizá por el hervidero de gente que lo recorre y por los comerciantes ambulantes que insisten en vender ahí, aunque lo tengan prohibido. De las decenas de pies presurosos, el joven de 23 años logra detener a algunos. Los fines de semana es cuando más dinero gana. Cobra 50 pesos. Manuel destaca por la seguridad con la que aborda a las personas, con sus menos de dos semanas en el negocio. Desde los ocho empezó a trabajar. Sus oficios: ayudante en tortillería, cajero, encargado de almacén, dependiente de cibercafés, mecánico y vendedor de comida. Actualmente también arregla computadoras y hace trabajos de diseño y publicidad, explica a un sexagenario al que no convence de instalarle internet en el celular. “Si le funciona, me paga; si no, no”. El viejo dice que lo pensará, que espere su llamada para darle una computadora a reparar. Manuel no tiene novia, pero sí un hijo de cuatro meses. Las ganancias las reparte entre él, su familia y su crío. Estudió la preparatoria, pero no tiene el certificado. Le gustaría estudiar la Biología, por “hobby”. En cuanto a conocimientos de celulares y tecnologías, se dice autodidacta. Pero ¿cuál de sus chambas es más rentable? La de los celulares, confirma. Por eso casi cada día se instala en la intersección referida, desde el mediodía hasta las 20:00 horas, en espera de clientes. Un día, caminando y desempleado, vio que ofrecían internet en los celulares y pensó en hacer lo propio. Cuándo los interesados preguntan cómo lo hace, expone que conecta el artefacto a un servidor de otro país. Él, junto con el joven con el que se instala, revisa frecuentemente que las “medidas de estabilidad” y que “la velocidad y conexión (de los servidores) sean buenas”. Ofrece tres meses de garantía. “No creo que esté cometiendo un delito”, aventura Manuel. Lo que hace, añade, no es un “robo de contraseñas”. En un momento de la charla interrumpe su discurso: tres trabajadores de la Dirección de Inspección y Vigilancia vienen en su dirección. Veloz, quita los letreros de “Internet 3G ilimitado para celulares” del piso y pared. Revela que toleran que esté en esa esquina, pero sin carteles. Esta vez, el personal del Ayuntamiento no repara en él, pero tres días después tendrá que colocarse a media cuadra, pues uno de los inspectores permanecerá fijo en el punto. El reglamento no permite el ambulantaje en el área. Confianza en el método Sentado a la vera de su novia, Isaack empatiza con el transeúnte que lee el letrero fluorescente que está sobre la banqueta. “Puede preguntar”, indica. Un primo lo enseñó a conectar a internet celulares. Da tres meses de garantía y procede con un Opera hackeado; recibe 100 pesos por cada chamba. Isaack trabajó unos 90 días en la zona de San Juan de Dios, pero como ofrecía sus servicios a menor costo, los demás comerciantes se inconformaron. Desde hace dos semanas el joven de 18 años labora en el cruce de Juárez y Ramón Corona. El dinero que obtiene lo gasta en la manutención de él y su pareja. Ya en San Juan de Dios, a las afueras del templo con ese nombre, Andrés, de 21 años, es uno más de quienes iniciaron el negocio bajo la tutela de un amigo o familiar; en su caso, por un amigo. Aparte de tener carteles en el piso, de un lazo cuelga una cartulina con la leyenda: “Internet gratis para celular. Navega: Google, Facebook, Hotmail; descarga imágenes, música, juegos”. Otras de las promesas que contiene el mensaje es que las descargas son “ilimitadas”, “no ocupa Wi-Fi”, y “no come saldo”. Garantiza que su método es seguro, pero que “no toda la gente confía”. Entre un puesto ambulante de juguetes y otro de antenas de televisión, en la Calzada Independencia, Andrés hace su chamba en cinco o 10 minutos, como máximo, por hasta 150 pesos. Además es comerciante en tianguis. Tiene trunca la preparatoria, está casado y tiene un bebé de año y meses; a los 16 empezó a ayudar a su madre con el sustento de la casa, pues su padre falleció. Celo y hermetismo Si pregunta por ellos a los comerciantes de la zona, no tardan en identificar dónde se encuentran. Hay un grupo en Álvaro Obregón y en la Plaza de los Mariachis, otro afuera de la estación del Tren Ligero “San Juan de Dios”, y uno más sobre uno de los puentes peatonales cercanos al cruce de la Calzada Independencia y Javier Mina. Algunos no quieren hablar, son los que dejaron atrás los veintitantos, al igual, quizá, que la ingenuidad. No ponen a la vista el precio por instalar internet en celulares, pero sí el cartel que los identifica. Una mujer que vende lociones refiere que no sabe cuánto cobran, porque “hay mucho celo”. Explica que, si pregunta, puede que piensen que ella quiere hacerles la competencia, pero no es así. Señalando con su mano, un señor que vende juguetes en la acera muestra el camino para llegar con los comerciantes que se instalan en Juárez, esquina 16 de Septiembre, o aquellos que están afuera de un restaurante de comida rápida sobre Juárez y Colón. Le han dicho que son mejores que los de San Juan de Dios. En el primer cruce, tres coloridas cartulinas destacan entre el piso gris mugre. Recargado en la pared, Erasmo espera a que llegue alguno de los dueños de las mismas. Asegura que el internet en su smartphone duró un mes, pero luego dejó de funcionar, por lo que vino a hacer uso de la garantía otorgada. Se conecta a la red para facilitar su trabajo y eligió no pagar mes con mes a las compañías nacionales. Mejor, dice, pagar una cantidad mucho menor de un jalón (150 pesos) y confiar en que tendrá el servicio unos meses. Así piensan tal vez las decenas de peatones que acceden a dar sus celulares a Manuel, Isaack, Andrés o los otros comerciantes. Algunos se pegan a ellos, quieren ver cómo logran la conexión a la red; otros, en cambio, los dejan hacer su trabajo, pero comienzan un rosario de preguntas sobre las características del servicio, interrogan sobre qué programa o servidor utilizan. A ellos se acercan todo tipo de personas: desde jóvenes hasta viejos; mujeres y hombres. Y es que, finalmente, la conectividad es una característica de la época y el desempleo otra. En la calle ellos son sus propios jefes, no pagan impuestos, y pueden sentirse orgullosos de que, por sus conocimientos y habilidades, logran posibilitar a otros —los que no tienen para pagar a las grandes compañías o los que no están dispuestos a hacerlo¬— revisar su correo, Facebook, Twitter; hacer búsquedas en Google; descargar imágenes y videos. Ir contra el sistema, parafraseando a Manuel;en las fronteras de la legalidad, dirían los menos duros. Para saber Lo que dice la ley La Procuraduría General de la República (PGR), delegación Jalisco, informó que no se ha presentado denuncia alguna por el robo de señal Wi-Fi en la Entidad. El artículo 167 del Código Penal Federal indica: “Se impondrán de uno a cinco años de prisión y de 100 a 10 mil días multa, al que dolosamente o con fines de lucro, interrumpa o interfiera las comunicaciones, alámbricas, inalámbricas o de fibra óptica, sean telegráficas, telefónicas o satelitales, por medio de las cuales se transfieran señales de audio, de video o de datos”. Y el artículo 168 bis: “Se impondrán de seis meses a dos años de prisión y de 300 a tres mil días multa, a quien sin derecho descifre o decodifique señales de telecomunicaciones distintas a las de satélite portadoras de programas”. De acuerdo con el apartado del INEGI: “Usuarios de internet por equipo principal para conectarse a internet” en el país, en 2012, de 40 millones 916 mil 394 usuarios, 1.5% (610 mil 564) lo hicieron por teléfono celular. En 2010, por esas mismas vías, el porcentaje registrado fue de 0.2%. Un estudio de 2011, del mismo INEGI, permite saber que, en Jalisco, de los usuarios de internet (dos millones 865 mil 957) 33.2% lo usaron diario y 55.6% al menos una vez a la semana. Temas Internet Tapatío Hackers Lee También Internet Bienestar: Pasos para conservar tu número móvil Plataforma de Hulu llegará a México; esto se sabe Así puedes saber si tu cuenta de WhatsApp fue hackeada El río Lerma: un pasado majestuoso, un presente letal Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones