Pedro Kumamoto: la responsabilidad de soñar

GUADALAJARA, JALISCO (21/JUN/2015).- Se cumplen apenas dos semanas de su victoria electoral y Pedro Kumamoto, primer diputado independiente en la historia de Jalisco, no deja de trabajar al lado de su equipo con miras a que comiencen la actividad del Congreso del Estado pero, por otra parte, un día antes de la elección, “era todo como una montaña rusa de emociones, por eso me fui a correr por la noche al parque, y me sirvió para preparar los dos escenarios en mi cabeza: el de ganar, que implicaba una búsqueda responsable de qué significaría; y el de perder, que —por haber llegado— sería ya una gran victoria. Desde entonces estuve muy en paz”.

De este modo, las circunstancias actuales no dejan respiro y en lo que ahora es el área de labores para los miembros de su equipo sólo se escuchan avisos, tecleo constante y llamadas telefónicas; con todo, hay tiempo para pequeñas celebraciones, porque Kumamoto ha recibido una felicitación de parte del embajador de Japón en México por ser un descendiente de japoneses que ha conseguido una victoria electoral y con quien desean establecer comunicación, “pero la gente debe entender que, a pesar de eso, somos personas comunes y regulares, por eso nos emocionan estas cosas y esa sensibilidad nos exige trabajar desde ya para lo que vendrá en cinco meses”, comenta.

La discusión pública

Así, para Kumamoto, la primera cuestión como servidor público es reconocer que lo que haga podrá “transformar vidas”; aún así, sabe que no será sencillo entrar en ese “caldo” que significa la dinámica legislativa y, siguiendo con la metáfora, en este congreso “seremos una amalgama de muchos sabores”, dice el joven político, “y de seguro habrá algunos pasados y otros que se podrán sobreponer a esa fetidez; el tema es poder hacer lo mejor con lo que tengamos”.

Fuera de esa analogía, el diputado electo destaca que “hay que legislar, pero eso no es sólo hacer leyes, porque implica también la discusión pública de los temas, avanzar en el debate. Lo que podemos hacer es empezar a colocar los temas en la arena pública”.

Por otro lado, en torno a los cuestionamientos que recibe acerca de “donar” el 70% de su sueldo, enfatiza que “eso no quiere decir que se los regalaré a los pobrecitos diputados y diputadas de hospicio; será utilizado para realizar diagnósticos participativos y gestiones concretas. Pueden decirme que no a muchas cosas, al interior del Congreso, pero no pueden decirme qué hacer con ese dinero, y la idea es trasformar el gobierno y recuperar esa tradición deliberativa que a veces se ha visto coartada”.

Negociar abiertamente

Algunos politólogos, analistas y columnistas ya nombran a Kumamoto como “pieza clave” en lo que puede ser el escenario de las futuras negociaciones al interior del cuerpo legislativo, y por ello el joven se ve “negociando” con las distintas fuerzas políticas, aunque aclara que “el apasionamiento puede hacernos pensar que unos son más legítimos que otros, pero se llega ahí por votos. Podemos discutir mucho, porque creo que debe hacerse, pero en el sistema en el que estamos insertos —injusto en más de un sentido y que necesita mejorar— son igual de legítimos los representantes del partido X o del Y”.

Desde esa perspectiva, agrega, “hay que sentarnos a debatir y tomar en cuenta que a veces les asistirá la razón —a veces no— a cualquiera de los grupos parlamentarios; si se plantean cosas sensatas, no hay que reclamar problemas del pasado a un partido o militante, ahora, eso se cobra con que pasen adelante nuestras iniciativas legislativas. Eso genera un flujo interesante de agendas conjuntas, pero no significa corrupción (que es un delito y hay que acabar con ella)”.

En estos términos, hace hincapié, “no tiene nada de malo la negociación, es un elemento muy humano; lo que hay que hacer es habitar una negociación política abierta, transparente, que pueda beneficiar a la Entidad. Esto no tiene por qué significar cochupos, pasadas de charola o amiguismos. Eso no debe ser lo esencial, aunque hasta hoy lo haya sido”.

Como cualquiera

En palabras de Kumamoto, él y su equipo “hemos sido responsables de lo que estamos soñando y hemos tenido los escenarios muy claros; eso pasa ahora, estamos en ejecución de un escenario y, en eso, enfrentamos decisiones cotidianas. Las acciones que conducen a manifestarnos por un planteamiento determinado implica un entramado de actividades que representan un gran trabajo; ahora mismo la dinámica nos exige unas 12 horas diarias de labor, algo que, espero, se reduzca en breve”.

En este trabajo el joven político se involucra del todo, “no soy superior a mis compañeros por ser el vocero, me tocó hacer de todo en la campaña. La búsqueda es por romper estas estructuras verticales, centralizadas y autoritarias para transformarlas en una lógica menos balcanizada, que orbite alrededor de una idea de democracia participativa que no responda a los designios y caprichos de una determinada persona”.

Para el diputado independiente está claro: “Soy una persona como cualquier otra, tengo muchos errores y defectos, si eso no se equilibra con la acción colectiva que me hace verlos, podría caer en los vicios que critico en los otros políticos”.

Buscar equilibrio

En un futuro donde no habrá mayorías absolutas en el Congreso, Kumamoto refiere que “se debe ser muy estratégico, honesto y muy claro en los objetivos, para no perdernos en el día a día; si durante la campaña prometimos tratar de quitarle poder a los partidos y darlo a las personas, necesitamos ser consecuentes con ello. Por más atractivo que resulte que nos pasen dos o tres iniciativas legislativas, si eso implica centralizar más el poder de los partidos, habrá que sacrificarlas pensando en los principios”.

Sin embargo, reconoce, “no se puede ser purista en todo, y encontrar un equilibrio entre ese purismo y el pragmatismo será a lo que me dedicaré en los meses siguientes, a asir cuáles son los mecanismos de toma de decisiones; creo que eso nadie lo tiene resuelto sin vivirlo, pero es un reto a toda mi dimensión humana (no sólo la política)”.

Expectativas razonables

Aunque muchos reconocen en Pedro Kumamoto a alguien que se inició en la gestión cultural, el joven sostiene que esto ha sido parte de un solo proyecto, congruente “en todo sentido”, donde la cultura se entiende como “un entretejido de un significado por parte de una comunidad; desde esa perspectiva, la participación ciudadana es parte de ello y concierne al gestor cultural, y eso estoy siendo, porque me dedico a resignificar lo que creo que es la democracia”.

Así, este inusual político sabe que al Congreso “no se va para hacer amigos, sino a chambear por los objetivos por los que fuiste elegido. Ser incómodo o no, sería irrelevante. Sé que habrá temas difíciles por los que podré ser odiado y otros difíciles en los que quizá no les gusten mis decisiones a mis compañeros, pero si se hace esto en el espíritu de reivindicar lo que me pidieron las personas que me pusieron aquí, habrá valido la pena. Lo que me importa es ser efectivo y consecuente”.

Ante un eventual escenario de dificultades, el político no piensa en el miedo, sino en tener “mucha precaución, inteligencia y estrategia, porque temer sólo favorece a quien desea que las cosas permanezcan como hasta ahora. Hacia adelante hay muchos retos; estoy seguro que  muchos no los voy a cumplir, pero espero al menos lograr un par de ellos. Lo más importante, creo, es romperle la madre al desasosiego que ha copado la vida de la gente, con un proyecto que genere expectativas razonablemente viables”.