Suplementos | No están completamente extintos pero han visto mejores épocas Oda a los juegos de mesa No están completamente extintos pero han visto mejores épocas Por: EL INFORMADOR 3 de abril de 2016 - 00:10 hs La ligereza y la simplicidad de los juegos de mesa agradan más. ESPECIAL / GUADALAJARA, JALISCO (03/ABR/2016).- No están completamente extintos pero, sin duda, los juegos de mesa han visto mejores épocas. Y no me refiero a clásicos como el ajedrez, el póker (y hasta el dominó), que siguen enganchando a millones de personas y que, en muchos casos, han saltado sin problemas a las plataformas digitales, sino a esos con tableros, dados y fichitas que muchos jugamos de niños, que servían para amenizar las reuniones familiares y ayudaban a que fueran menos soporíferas. Los juegos de video (y los del smartphone) han ganado el mercado y, en relativamente pocos años, se han convertido en un negocio multimillonario (con mayor margen de ganancia que las industrias de la música y el cine, según ciertos datos) y copan el imaginario de los jóvenes desde los años ochenta. Pero los juegos de mesa eran diferentes y cumplían ciertas funciones de las que, creo, conviene acordarse. No dudo que alguien en el mundo juegue Halo con su padre pero me parece menos frecuente y común que jugar con él al Clue, por ejemplo. Quizá allí radique la primera y más notable de las diferencias: los juegos de mesa estaba pensados para hacer convivir hermanos, abuelos y tíos, mientras que los videojuegos, al menos en un país como México, en el que por razones culturales y económicas se masificaron de manera irregular, suelen jugarse en solitario, con amigos de la misma edad o, claro, en las plataformas que permiten enfrentar personas de todo el mundo (entre las cuales, con bastante seguridad, no se encuentra la abuela del jugador). Desde luego que la segunda diferencia es la densidad del juego. Es muy diferente ser un soldado espacial que debe incinerar a 100 monstruos para pasar de “nivel” a andar comprando unas gasolineras en una partida de Turista (tal solía ser el nombre local del Monopoly). En el caso de un juego de video suele haber una “historia” que seguir (las animaciones que presentan esas “historias” ya son prácticamente películas de acción), a veces muy compleja y una serie de posibilidades enormes para “personalizar” la partida, sus escenarios y protagonistas. En el caso de un juego de mesa, priva la sencillez. Se trata de que los niños chiquitos y el tío borracho y olvidadizo sean capaces de jugar. Los juegos de mesa, además, suelen estar regidos por el azar. Puede uno ser un tiburón para el Turista pero si los dados no lo favorecen, pierde. En otros, como en el Serpientes y Escaleras o la Lotería, todo se trata de suerte. Uno no puede ser un buen jugador: tampoco uno malo. No hay una “técnica” que mejorar. Un videojuego, por el contrario, recompensa la habilidad y la persistencia del jugador. Los virtuosos (y clavados) pueden, incluso, participar en concursos y ganar premios muy sustanciosos. El azar, representado por “turnos” o dados, tiene un espacio menor o, de plano, ninguno. Desde luego que el grado de involucramiento de los jugadores es también diferente. Un juego de mesa sirve para entretener a los primitos a los que uno llevó al cine mientras llegan sus padres a buscarlos, o para que niños y viejitos se entretengan un rato, en una cabaña vacacional, mientras “los adultos” duermen la siesta o van al pueblo por la cena. Nunca veremos una nota periodística dedicada a un muchachito que murió por jugar Damas durante 48 horas seguidas, como sucede cada semana con los juegos de video. A mí, qué quieren, la ligereza y la simplicidad de los juegos de mesa me agradan más que los prodigios obsesivos de sus contrapartes. Será otro de tantos síntomas de vejez. Temas Tapatío Antonio Ortuño Lee También KIVA Inversión inmobiliaria integral presenta Atriva, esencia viva Sociales: Nice de México celebra su 29 aniversario El río Lerma: un pasado majestuoso, un presente letal Sociales: Torneo de golf “Por más sonrisas” Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones