Mamá quiere una pickup

GUADALAJARA, JALISCO (10/MAY/2014).- Necesitamos estereotipos para sobrevivir en esta sociedad. No son necesariamente negativos, pues el ser humano requiere de categorías y generalizaciones para tomar cientos de decisiones en un solo día. Sino, el mundo no podría funcionar como lo conocemos. Y esto es cierto con los autos y las mamás.

La realidad es que no hay un auto ideal para todas las mamás. La mercadotecnia podrá hacer sus esfuerzos por etiquetar grupos, pero al fin y al cabo se va a encontrar con personalidades diferentes en cada mercado. Hay mamás que en efecto, se derriten por las SUV y las minivan, pero no por todas ni para siempre.

Ana Rodríguez tenía 16 años cuando manejó en carretera por primera vez. Su papá, conductor de camiones de pasajeros y carga, la retó a conducir desde Guadalajara hasta Mazatlán, Sinaloa, donde iban a disfrutar de unas vacaciones familiares. Llevaba algo de tiempo practicando en la ciudad, así que le pareció un paso muy natural tomar el carro y correrlo por la vía rápida.

La vida la llevó por otros caminos, pero desde esa vez la pasión por las ruedas nunca se le quitó. Alguna vez soñó con ser corredora de autos. Le gusta la velocidad, las máquinas portentosas, aunque admite que tiene una debilidad por las camionetas. Gracias a su esposo, aficionado a correr y arreglar vehículos, Ana, ahora madre de tres hijos, ha tenido la oportunidad de probar muchos motores.

“Me gustan más las camionetas”, reitera. “Cuando tuve mi pickup, me preguntaban si a poco yo la iba a manejar. Me hacían burla de que parecía ‘Lola, la trailera’. Yo creo que a las mamás nos encasillan por diferentes factores. ¿Quién trae a los niños? Mamá. ¿Quién trae el mandado? Mamá. ¿Quién trae cualquier cantidad de cosas? Mamá. El papá es muy ejecutivo, no quiere que le ensucien su carro”, reflexiona.

Cuando nacieron sus hijos, su velocidad al volante tuvo que bajar. Antes, Ana tuvo un par de Mustang, Volkswagen y un Montecarlo. En efecto, se dio cuenta de que las camionetas no sólo eran grandes, sino que servían mejor para transportar a los niños y cargar hasta con el corral para el bebé. “Las vans sí son cómodas, pero no son muy prácticas, sobre todo en la estacionada. Yo afortunadamente tuve un excelente maestro, mi papá, que antes de manejar me enseñó a estacionarme”.

A muchos todavía les resulta sorpresa su preferencia por las pickup, camionetas tradicionalmente asociadas con lo masculino y las pistas todo-terreno. Pero ella no duda ni un segundo, y cuando le vuelven a preguntar al respecto, contesta decidida: “La pickup es un carro para mujer”.