Suplementos | Hay un círculo del infierno reservado para los que no pagan sus deudas Los especuladores Hay un círculo del infierno reservado para los que no pagan sus deudas Por: EL INFORMADOR 2 de agosto de 2015 - 04:43 hs Existe el tipo de patrón que se hace menso para no pagarles a empleados cuyo trabajo ya ha sido realizado. ESPECIAL / Sony Pictures Classics GUADALAJARA, JALISCO (02/AGO/2015).- Hay un círculo del infierno reservado para los que no pagan sus deudas. Y no, no me refiero a los morosos por necesidad ni mucho menos a aquellos que son víctimas de la usura más descarnada, tan común en nuestras épocas (y que lo mismo arrasa con alguien que nomás quiso poner un negocio, y al que se comen los intereses, que con países enteros, como Grecia) y tan celebrada por los apóstoles del agio. No. Hablo de aquellos que pudiendo pagar, no lo hacen, y juegan con sus acreedores: el patrón que se hace menso para no pagarles a empleados cuyo trabajo ya ha sido realizado, el cliente que se hace pato para liquidar el servicio que contrató, el administrador que por supuestos “problemas técnicos con el banco” no deposita en las fechas acordadas. “A estos les retraso su semana de sueldo porque si les pago me hacen ‘San Lunes’, los muy vivales”. Eso, mutatis mutandis, me dijo hace años un conocido que era ingeniero de obra. Yo, sin ser albañil, he debido pasar tormentos chinos para cobrar trabajos ya entregados y aprobados y repudio el “jineteo” del dinero adeudado, así lo asistan razones “estratégicas” similares a las de mi conocido. Voy a los hechos. Esta casa editorial ha sido muy profesional conmigo y me paga ejemplarmente cada vez. No puedo decir lo mismo de todas con las que he colaborado. Mi carrera comenzó en un periódico en el que el cobro a tiempo era una utopía. Alguna vez colaboré en una revista, ya desaparecida, en la que me adeudaron unos artículos durante tanto tiempo que comencé a mandarles recuerdos del cumpleaños del recibo mío que tenían. Al final, el administrador se ofreció a pagarme lo que se me debía con un costal de sorgo (su negocio paralelo era una bodega de granos básicos). A otros les ofrecieron vales en hoteles de ínfima calidad. Nadie, que yo sepa, cobró un centavo en metálico. Otro caso notable es el de una que se las da de poetisa y que, en algún momento, también se las quiso dar de editora. Embaucó a un portal web para que le comprara videos de unas entrevistas que haría en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Como la señora de marras no tenía ganas de hacer ninguna entrevista, me ofreció cinco mil pesos (de hace unos 15 años) para que yo las realizara. Otro tanto ofreció al camarógrafo que debía grabarlas y editarlas. Entregamos el material y fue revisado y aprobado. Fuimos citados para recibir nuestro pago en la recepción de un hotel. La mujer, claro, nunca se presentó. Tampoco respondió correos ni llamadas. Se fue de la ciudad. Muchos años después, me la topé en el DF. Reclutaba incautos para un proyecto editorial en el que estaba metida; yo andaba de vacaciones y fui invitado a una fiesta. Coincidimos. Me fue presentada por los anfitriones. “Much o gusto”, dijo ella con todo aplomo. “Ya te conozco, me debes cinco mil pesos”, respondí. Ella se quedó de piedra. Los anfitriones también. “Sí, de unas entrevistas. Nos estafaste al camarógrafo y a mí”. La sonrisa se le borró de la cara y antes de que los anfitriones de la fiesta se repusieran y le sirvieran un trago, escapó. No fue aquel nuestro último encuentro. Me la han vuelto a presentar otras dos veces, se ha vuelto a hacer la olvidadiza y la he vuelto a avergonzar. Ahora me huye. Por mí, perfecto. Sigo esperando a que le den un premio o un puestazo público (en México todo es posible) para contarle la historia al primer colega periodista que se me atraviese. Temas Tapatío Antonio Ortuño Lee También KIVA Inversión inmobiliaria integral presenta Atriva, esencia viva Sociales: Nice de México celebra su 29 aniversario El río Lerma: un pasado majestuoso, un presente letal Sociales: Torneo de golf “Por más sonrisas” Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones