GUADALAJARA, JALISCO (22/OCT/2016).- Cuando la marca que inventó el segmento de las minivanes lanza un nuevo producto, más vale que los demás pongan atención. En esta ocasión Chrysler puso todos sus esfuerzos en hacer un producto brillantemente funcional, agradable y, por supuesto, cómodo: La Pacifica.El nombre ya había sido usado en un producto no muy exitoso hace unos cuantos años, pero por lo que pudimos sentir en este contacto que tuvimos con la camioneta en Los Ángeles, el segundo intento debe ser mucho más aceptado.El diseño general es limpio y agradable. El frente será muy fácilmente recordado por la similitud con el Chrysler 200, pero el costado es elegante y funciona de manera muy armoniosa con la parte trasera, cuyas grandes calaveras le confieren poder, visualmente hablando, marcando buena presencia.Pero una miniván es lo que es por su interior, por la forma con la que transporta a sus pasajeros. Y la Pacifica lo hace muy bien. Por supuesto que la primera fila es confortable, dando al piloto y su acompañante buenos asientos y visibilidad. Los terminados del tablero, al menos en la versión que probamos, si bien no son malos pudieron haber sido mejores. Los plásticos rígidos son abundantes y pensamos que al menos el que cubre el tablero debía ser acojinado. Hay que decir que tiene buena textura y no manda reflejos desagradables al parabrisas.El nivel de equipamiento era también algo básico en esa versión. Los asientos son forrados de tela; la pantalla es chica, de 5 pulgadas y no cuenta con sistema de navegación. Pero sí tiene cámara de reversa; U-Connect; dos entradas USB en la parte delantera; seis bolsas de aire; controles de tracción y estabilidad; por supuesto que frenos ABS y puertas laterales y trasera tienen apertura y cierre eléctricos.Como en todas las minivanes el espacio es bueno para tres personas en la segunda fila y también suficiente para otras dos en la tercera fila que, claro, puede esconderse en el piso para generar una muy amplia área de carga totalmente plana, como debe de ser.Poder y confortSi los pasajeros estarán disfrutando el confort de los asientos y de la buena suspensión, como solo Chrysler parece hacer, el piloto no será olvidado. Porque el motor V6 de 3.6 litros genera 287 caballos de fuerza que llegan al piso a través de las ruedas delanteras. Basta pisar con algo de determinación que la Pacifica salta hacia adelante. El control de tracción lucha fuertemente contra el embate repentino del torque y en ocasiones no consigue evitar totalmente que los neumáticos produzcan el rechinido tan conocido por los entusiastas del manejo. Gracias por eso.Para que esa fuerza llegue a las ruedas, Chrysler usa la misma caja automática de nueve velocidades que está presente en otros vehículos, como la Cherokee. En la gran mayoría del tiempo su funcionamiento es suave, tranquilo, en otras palabras, adecuado para un vehículo cuya intención es transportar a familias de forma cómoda y segura. Pero eventualmente hay pequeños “brincos” que nos distraen más que molestar.La estabilidad es bastante buena y esto es algo que tenemos que agradecer a las minivanes de una manera general, al ofrecer un centro de gravedad menos elevado que el de los crossovers de tres filas, que hoy en día están mucho más de moda. Como siempre, esa moda implica sacrificios, lo que es una pena porque usar una miniván sería mucho más adecuado para varias personas y familias, pero todos prefieren darle más importancia de lo que deberían al “qué dirán”.Sin conocer aún los precios, sin haber subido y conducido la que sin duda será la mucho más taquillera versión Limited, podemos decir que la Pacifica es un acierto. Porque hace todo lo que debe hacer de buena manera, al ofrecer diseño, espacio, confort, seguridad y buen manejo. A diferencia de otras generaciones donde Chrysler innovó en sus minivanes, en este caso parece que la idea fue simplemente hacer las cosas bien, de forma eficiente. Y esto lo agradecimos en los tres días que la tuvimos en California.